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Opciones para controlar la influenza

Publicadas para la temporada de influenza 2010-11; adaptadas para la temporada de influenza 2012-13

La estrategia más eficaz para prevenir la influenza es la vacunación anual. Se ha recomendado por mucho tiempo estrategias que se centren en la vacunación de rutina a personas con mayor riesgo de sufrir complicaciones a causa de la influenza, aunque la cobertura en la mayoría de estos grupos sigue baja. La vacunación de rutina de ciertas personas (por ej., niños, personas que están en contacto con personas en riesgo de sufrir las complicaciones de la influenza y el personal de servicios de salud [HCP]) que constituyen una fuente de contagio del virus de la influenza, puede brindar protección adicional a las personas en riesgo de sufrir las complicaciones de la influenza y reducir la carga general de influenza. Sin embargo, los niveles de cobertura entre estas personas deben aumentar antes de que los efectos sobre el contagio se puedan medir en forma confiable. Se puede utilizar medicamentos antivirales para la quimioprofilaxis y se ha demostrado que éstos previenen la enfermedad de la influenza. Se ha demostrado que, cuando se utilizan para tratamiento, los medicamentos antivirales reducen la gravedad y la duración de la enfermedad, especialmente si se utilizan dentro de las primeras 48 horas después del inicio de la enfermedad. Sin embargo, los medicamentos antivirales funcionan en conjunto con la vacuna para prevenir y controlar la influenza; y la vacunación anual es la estrategia de prevención más efectiva y eficaz. Aunque las recomendaciones de utilizar medicamentos antivirales para tratar a los pacientes hospitalizados con sospecha de influenza, estos medicamentos se usan muy poco. Vea Medicamentos antivirales para obtener más información.

 

Se ha demostrado una reducción en los virus de la influenza A detectables en las manos luego de lavárselas y se ha demostrado que el lavado de manos reduce la incidencia general de las enfermedades respiratorias. Las intervenciones no farmacológicas (por ejemplo: el lavado frecuente de manos y una mejor higiene respiratoria) son razonables y poco costosas. No obstante, no se ha comprendido bien el impacto de las intervenciones higiénicas, tales como lavarse las manos, en el contagio del virus de la influenza; y las medidas de higiene no deben considerarse como un reemplazo o una alternativa a las medidas específicas de prevención tales como la vacunación. Hay poca información disponible para evaluar los efectos de las estrategias de mitigación de enfermedades respiratorias a nivel de comunidad (por ejemplo: cerrar escuelas, evitar las reuniones masivas o utilizar protectores para respirar) sobre la reducción del contagio del virus de la influenza durante una epidemia normal de influenza de temporada. En una prueba de intervención aleatoria entre estudiantes universitarios que vivían en residencias universitarias, a algunos se les pidió que utilizaran mascarillas únicamente; a otros, mascarillas y desinfectante para manos a base de alcohol y a otro grupo no se le dio ninguna indicación. La prueba arrojó índices mucho más bajos de enfermedades similares a la influenza (ILI) en aquellos estudiantes que utilizaron mascarillas y desinfectante para manos que aquellos que no utilizaron nada. Además, hubo menos casos de influenza confirmados por laboratorio entre los que usaron mascarilla y desinfectante para manos; pero desde el punto de vista estadístico, la diferencia no fue significativa. Durante la pandemia de 2009, un estudio indicó que hacer que los integrantes de los hogares en los que se detectó un caso de influenza discutan la manera de evitar el contagio estuvo asociado a una reducción significativa en la frecuencia de casos adicionales luego que un miembro del hogar se enfermara, lo que sugiere que las medidas educativas pueden ser una forma eficaz de reducir el contagio secundario. Existe información limitada que sugiere que el contagio de influenza de temporada o enfermedades similares a la influenza en miembros de un hogar se puede reducir si las personas que están en contacto con ellos utilizan mascarillas o implementan el lavado de manos al principio del curso de la enfermedad de un paciente. No obstante, estas intervenciones pueden complementar el uso de la vacuna como medio de reducción del contagio de la influenza o brindar protección cuando la vacuna no se encuentra disponible.

 

 

Notas



 

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  • Última modificación de la página 30 de noviembre de 2012
  • Última actualización de la página: 30 de noviembre de 2012
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