Información general sobre la leucemia linfoblástica aguda en adultos
Puntos importantes de esta sección
- La leucemia linfoblástica aguda (LLA) en adultos es un tipo de cáncer por la que la médula ósea fabrica demasiados linfocitos (un tipo de glóbulos blancos).
- Haber recibido quimioterapia antes y haber estado expuesto a la radiación pueden aumentar el riesgo de padecer de LLA.
- Entre los signos posibles de la LLA en adultos se incluyen la fiebre, el cansancio y la formación de moretones o hemorragias que ocurren con facilidad.
- Para detectar (encontrar) y diagnosticar la LLA en adultos, se usan pruebas para examinar la sangre y la médula ósea.
- Ciertos factores afectan el pronóstico (probabilidad de recuperarse) y las opciones de tratamiento.
La leucemia linfoblástica aguda (LLA) en adultos es un tipo de cáncer por la que la médula ósea fabrica demasiados linfocitos (un tipo de glóbulos blancos).
La leucemia linfoblástica aguda (LLA; que también se llama leucemia linfocítica aguda) es un cáncer de la sangre y la médula ósea. Este tipo de cáncer suele empeorar rápidamente si no se trata.
Normalmente, la médula ósea produce células madre sanguíneas (células inmaduras) que, con el tiempo, se vuelven células sanguíneas maduras. Una célula madre sanguínea se puede volver una célula madre mieloide o una célula madre linfoide.
La célula madre mieloide se transforma en una de los tres tipos siguientes de células sanguíneas maduras:
- Glóbulos rojos, que transportan oxígeno y otras sustancias a todos los tejidos del cuerpo.
- Plaquetas, que forman coágulos de sangre para interrumpir el sangrado.
- Granulocitos (glóbulos blancos), que combaten la infección y la enfermedad.
Una célula madre linfoide se transforma en un linfoblasto y, luego, en uno de los tres tipos siguientes de linfocitos (glóbulos blancos):
- Linfocitos B, que producen anticuerpos para ayudar a combatir las infecciones.
- Linfocitos T, que ayudan a los linfocitos B a fabricar los anticuerpos que combaten las infecciones.
- Linfocitos citolíticos naturales que atacan las células cancerosas y los virus.
En la LLA, hay demasiadas células madre que se convierten en linfoblastos, linfocitos B o linfocitos T. Estas células también se llaman células leucémicas. Estas células leucémicas no son capaces de luchar muy bien contra la infección. Además, a medida que el número de células leucémicas aumenta en la sangre y en la médula ósea hay menos lugar para los glóbulos blancos, los glóbulos rojos y las plaquetas sanas. Esta situación puede causar infección, anemia y sangrado fácil. El cáncer también se puede diseminar hasta el sistema nervioso central (cerebro y médula espinal).
Este sumario trata sobre la leucemia linfoblástica aguda en adultos. Para más información sobre otros tipos de leucemia, consultar los siguientes sumarios del PDQ:
- Tratamiento de la leucemia linfoblástica aguda infantil.
- Tratamiento de la leucemia mieloide aguda en adultos.
- Tratamiento de la leucemia mieloide aguda infantil/otras malignidades mieloides.
- Tratamiento de la leucemia linfocítica crónica.
- Tratamiento de la leucemia mielógena crónica.
- Tratamiento de la leucemia de células pilosas.
Haber recibido quimioterapia antes y haber estado expuesto a la radiación pueden aumentar el riesgo de padecer de LLA.
Cualquier cosa que aumenta el riesgo de padecer de una enfermedad se llama factor de riesgo. Tener un factor de riesgo no significa que se va a padecer de cáncer; no tener factores de riesgo no significa que no se va a padecer de cáncer. Se debe consultar con el médico si se piensa que se puede estar en riesgo. Los factores de riesgo posibles de la LLA son los siguientes:
- Ser varón.
- Ser de raza blanca.
- Ser mayor de 70 años.
- Haber sido tratado previamente con quimioterapia o radioterapia.
- Estar expuesto a la radiación de una bomba atómica.
- Tener ciertos trastornos genéticos, como el síndrome de Down.
Entre los signos posibles de la LLA en adultos se incluyen la fiebre, el cansancio y la formación de moretones o hemorragias que ocurren con facilidad.
Los primeros signos de la LLA se pueden parecer a los de la gripe u otras enfermedades comunes. Se debe consultar con el médico si se presenta cualquiera de los problemas siguientes:
- Sensación de debilidad o cansancio.
- Fiebre o sudores nocturnos.
- Moretones o sangrado que ocurren con facilidad.
- Petequia (manchas planas del tamaño de una punta de alfiler, que aparecen debajo de la piel y son causadas por sangrado).
- Falta de aliento.
- Pérdida de peso o de appetite.
- Dolor en los huesos o el estómago.
- Dolor o sensación de saciedad debajo de las costillas.
- Masas indoloras en el cuello, debajo del brazo, el estómago o la ingle.
- Tener muchas infecciones.
Estos y otros síntomas pueden resultar de la leucemia linfoblástica aguda o de otras afecciones.
Para detectar (encontrar) y diagnosticar la LLA en adultos, se usan pruebas para examinar la sangre y la médula ósea.
Se pueden utilizar las siguientes pruebas y procedimientos:
- Examen físico y antecedentes: examen del cuerpo para comprobar los signos generales de salud, inclusive el control de signos de enfermedad, como una infección o cualquier otra cosa que parezca anormal. Se toma también los antecedentes médicos de las enfermedades y los tratamientos previos del paciente.
- Recuento sanguíneo completo (RSC) con diferencial: procedimiento para el que se toma una muestra de sangre y se analiza para comprobar:
- La cantidad de glóbulos rojos y plaquetas.
- La cantidad y tipo de glóbulos blancos.
- La cantidad de hemoglobina (la proteína que transporta el oxígeno) en los glóbulos rojos.
- La porción de la muestra compuesta por glóbulos rojos.
- Estudios químicos de la sangre: procedimientos en los que se analiza una muestra de sangre para medir las cantidades de ciertas sustancias que los órganos y tejidos del cuerpo liberan en la sangre. Una cantidad no habitual (más alta o más baja que lo normal) de una sustancia puede ser un signo de enfermedad en el órgano o tejido que la elabora.
- Frotis de sangre periférica: procedimiento en el que se analiza una muestra de sangre para determinar si hay células blásticas, la cantidad y clases de glóbulos blancos, la cantidad de plaquetas y cambios en la forma de los glóbulos.
- Biopsia de la médula ósea y aspiración: extracción de una muestra de médula ósea, sangre y un trozo pequeño de hueso mediante la inserción de una aguja hueca en el hueso de la cadera o el esternón. Un patólogo observa y analiza las muestras de médula ósea, sangre y hueso bajo un microscope para determinar la presencia de células anormales.
Se pueden llevar a cabo las siguientes pruebas con las muestras de sangre o médula ósea que se extraen:
- Análisis citogenético: prueba de laboratorio en la que se observan las células de una muestra de sangre o médula ósea bajo un microscopio para verificar ciertos cambios en los cromosomas en los linfocitos. Por ejemplo, a veces en la LLA parte de un cromosoma se traslada a otro cromosoma. Esto se llama cromosoma Filadelfia. Otras pruebas, como la hibridización por fluorescencia in situ (HFIS), también se pueden realizar para observar ciertos cambios en los cromosomas.
- Inmunofenotipificación: proceso que se utiliza en la identificación celular, sobre la base del tipo de antígenos o marcadores en la superficie celular. Este proceso se utiliza para diagnosticar el proceso de LLA mediante la comparación de células cancerosas con células normales del sistema inmunitario. Por ejemplo, un estudio citoquímico podría analizar las células en una muestra de tejido mediante el uso de sustancias químicas (tintes) para identificar ciertos cambios en la muestra. La sustancia química podría provocar un cambio de color en un tipo de células leucémicas pero no en otros tipos.
Ciertos factores afectan el pronóstico (probabilidad de recuperarse) y las opciones de tratamiento.
El pronóstico (probabilidad de recuperación) y las opciones de tratamiento dependen de los siguientes aspectos:
- La edad del paciente.
- Si el cáncer se diseminó hasta el cerebro o la médula espinal.
- Si hay ciertos cambios en los genes, como el cromosoma Filadelfia.
- Si el cáncer se trató anteriormente o si recidivó (volvió).