Boletin
11 de septiembre de 2012 • Volumen 4 - Edición 10

Nuevo enfoque permite encontrar indicios de la existencia de células madre cancerosas  

Con la ayuda de herramientas genéticas, investigadores han identificado subconjuntos de células que parecen impulsar el crecimiento de tumores en ratones. Estos resultados ofrecen factores adicionales que sustentan la hipótesis de la existencia de células madre del cáncer, es decir, la idea de que algunos tumores contienen células que se autorenuevan y dan origen a todo tipo de células tumorales. Lea más >>


 

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El Boletín es una publicación del Instituto Nacional del Cáncer (NCI), una entidad gubernamental de los Estados Unidos creada en 1937. A través de formación académica y estudios de investigación básica, clínica y biomédica de base poblacional, el NCI realiza y financia investigaciones sobre el cáncer que se espera permitan en un futuro determinar las causas genéticas y ambientales del cáncer, prevenir el cáncer antes de que aparezca, identificar los cánceres que surgen en etapa temprana, eliminar cánceres a través de intervenciones y tratamientos novedosos, y controlar biológicamente aquellos tipos de cáncer que no pueden ser eliminados para poderlos controlar y tratar como enfermedades crónicas.

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Nuevo enfoque permite a los científicos encontrar indicios de la existencia de células madre cancerosas

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Tejido de cáncer de mama de una mujer que tenía una mutación del gen BRCA1. Las células madre cancerosas aparecen en rojo y los receptores de estrógeno en marrón. (Cortesía  del Centro Oncológico Integral de la Universidad de Michigan).Tejido de cáncer de mama con una mutación del gen  BRCA1. Las células madre aparecen en rojo y  el receptor de estrógeno en marrón. Un racimo de células madre ampliadas en la izquierda muestra la expresión reducida del receptor de estrógeno en comparación con los lobulillos normales en la derecha. (Cortesía  del Centro Oncológico Integral de la Universidad de Michigan).

Con la ayuda de herramientas genéticas, investigadores han identificado subconjuntos de células que parecen impulsar el crecimiento de tumores en ratones. Los hallazgos, provenientes de tres estudios independientes, ofrecen factores adicionales que sustentan la hipótesis de la existencia de células madre del cáncer, es decir, la idea de que algunos tumores contienen células que se autorenuevan y dan origen a todo tipo de células tumorales. Dos de los estudios aparecieron el 1 de agosto en Nature mientras que el tercero fue publicado el mismo día en Science.

Cada grupo de investigadores utilizó las herramientas genéticas para "etiquetar" las células tumorales y rastrear su ascendencia en un ratón modelo diferente. Los resultados de cada uno de los estudios parecen indicar que al menos algunos tumores contienen ciertas poblaciones de células que impulsan el crecimiento y la supervivencia del tumor. Éstas serían las células madre cancerosas, también conocidas como células iniciadoras del tumor.

"Los tres estudios ofrecen nuevos e interesantes elementos que sustentan la hipótesis de la existencia de las células madre cancerosas", dijo el doctor Max Wicha, director del Centro Oncológico Integral de la Universidad de Michigan e investigador de las células madre cancerosas, quien no participó en ninguno de los tres estudios. "Se trata de estudios que plantean retos técnicos y están muy bien hechos". 

Resistencia a la quimioterapia

Los autores de uno de los informes publicados en Nature identificaron una población de células de tumores cerebrales que permitían que los tumores cerebrales reaparecieran después del tratamiento con el fármaco temozolomida. Al principio, el fármaco agotó la proliferación de las células cancerosas, lo cual desaceleró el crecimiento tumoral, pero no afectó una población de células menos activas, es decir, las células madre cancerosas. Como consecuencia de ello, los tumores reaparecieron.

"Nosotros creemos que ésta es una demostración clara y rigurosa de que la hipótesis de la existencia de las células madre cancerosas está viva y es válida en al menos un tumor sólido", dijo el investigador principal, doctor Luis F. Parada del Centro Médico Southwestern de la Universidad de Texas en Dallas. "El tiempo dirá con qué frecuencia este mecanismo tumoral podrá explicar la existencia de otros tumores sólidos".

El segundo estudio publicado en Nature identificó poblaciones distintas de células cancerosas en un ratón modelo utilizado para investigar la aparición de los tumores de la piel. En concordancia con la hipótesis de la existencia de células madre cancerosas, una población relativamente pequeña de células de tumores duraderos dio finalmente origen, durante el crecimiento del tumor, a células hijas, las cuales formaban una parte substancial del tumor.

"El nuevo método de rastrear el destino de las células tumorales in situ ha demostrado la existencia de células madre cancerosas que alimentan el crecimiento de los tumores in vivo", dijo en un correo electrónico el investigador principal, doctor Cedric Blanpain de la Universidad Libre de Bruselas.

El tercer estudio, publicado en Science, encontró indicios de células madre cancerosas en lesiones intestinales precancerosas en ratones. Aun cuando los tres estudios apuntan a la existencia de células madre cancerosas, aún no se conocen las implicaciones de los hallazgos en ratones en los tumores en seres humanos.

Avances en este campo

Descubiertas por primera vez en la leucemia, se han reportado células madre cancerosas en tumores sólidos tales como cáncer de cerebro, mama y colon. Los indicios de la existencia de estas células provienen en primer lugar de experimentos en los cuales solamente una pequeña proporción de células tumorales humanas pudieron proliferar extensamente y formar nuevos tumores cuando las células fueron trasplantadas a ratones.

Pero hay otros factores, además de las células madre cancerosas, que podrían explicar la formación de nuevos tumores a partir del trasplante de ciertas células, argumentaron los investigadores. La formación o no de tumores en ratones podría depender de la manera como se hizo el trasplante y el tipo de ratón modelo utilizado en el experimento.

Hay que tomar en cuenta demasiadas variables para poder sacar conclusiones definitivas acerca de las células madre cancerosas a partir de estos experimentos con trasplantes, señaló el doctor Parada. El surgimiento de herramientas genéticas para codificar las células tumorales ofreció la oportunidad de estudiar posibles células madre en sus ambientes naturales.

"En los nuevos estudios se abandona la idea de que se ven las células madre cancerosas solamente si uno altera el tumor humano y se lo trasplanta a un animal", dijo el doctor Wicha. "Estos dos nuevos hallazgos permitirán avances en este campo".

Los resultados también parecen indicar que las mismas vías utilizadas en la generación de tejidos normales podrían ser activas en la formación de tumores. "La jerarquía celular encontrada en la evolución inicial del tumor es una corrupción de la jerarquía celular encontrada en tejidos normales", afirmó el doctor Blanpain.

Implicaciones clínicas

El concepto de la existencia de células madre cancerosas tiene posibles implicaciones en los tratamientos. Si estas células existen en los tumores humanos, tendrían que ser erradicadas a fin de lograr la supervivencia a largo plazo. A juzgar por los nuevos estudios, para "curar un cáncer es necesario poder identificar las células madre cancerosas y actuar sobre ellas", dijo el doctor Parada.

Ya hay varias docenas de estudios clínicos que están analizando los métodos para actuar sobre las células con propiedades similares a las de las células madre en los pacientes, según el doctor Wicha. Sin embargo, incluso con los nuevos hallazgos, es probable que persista la controversia en relación con las células madre cancerosas. Sin embargo, como dijo el doctor Wicha, esto no es necesariamente un problema.

"La controversia es saludable y las preguntas acerca de las células madre cancerosas son buenas para la ciencia y, añadió, "siempre habrá controversias en esta área".

El estudio dirigido por el doctor Parada fue auspiciado en parte por los Institutos Nacionales de la Salud  (R01 CA131313).

—Edward R. Winstead

Lectura adicional: "La ciencia cambiante de las células madre del cáncer".

Estudio propone una nueva opción de tratamiento para algunas mujeres con cáncer de mama metastásico

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Los resultados de un estudio clínico de fase III parecen indicar que, en algunas mujeres con cáncer de mama metastásico, podría retrasarse la evolución de la enfermedad y la muerte combinando dos fármacos que funcionan de manera diferente para alterar la capacidad del estrógeno de alimentar el crecimiento del cáncer. Los resultados fueron publicados el 2 de agosto en la revista New England Journal of Medicine.

Sin embargo, varios especialistas en cáncer de mama advirtieron que los resultados del estudio no son suficientes para cambiar la práctica clínica y deben ser confirmados.

En el estudio, la supervivencia general sin evolución fue mejor en las mujeres con cáncer de mama metastásico tratadas con el inhibidor de la aromatasa anastrozol (Arimidex) y el antiestrógeno fulvestrant (Faslodex) que en las mujeres tratadas solo con anastrozol. Ya se ha aprobado el uso de ambos fármacos para tratar el cáncer de mama metastásico.

Cerca de 700 mujeres participaron en el estudio clínico auspiciado por el NCI, el cual fue dirigido por SWOG, conocido anteriormente como el Grupo de Oncología del Suroeste (Southwest Oncology Group) Todas las mujeres que participaron en el estudio se encontraban en la etapa posmenopáusica, tenían cáncer de mama metastásico positivo al receptor hormonal y no habían recibido tratamiento contra el cáncer metastásico anteriormente. A las mujeres del grupo que recibió la combinación se les administró la dosis estándar de fulvestrant (500 mg) la primera vez que lo recibieron, seguida por una dosis más baja (250 mg) en los tratamientos restantes. Aproximadamente 40 por ciento de las mujeres incluidas en el grupo que recibió solamente anastrozol comenzaron a recibir una dosis baja de fulvestrant después de que su enfermedad comenzó a evolucionar.

La mediana de supervivencia sin evolución (el criterio principal de valoración del estudio) fue 15,0 meses en las mujeres que recibieron ambos fármacos y 13,5 meses en las mujeres que recibieron solamente anastrozol. La supervivencia general fue de 47,7 meses en el grupo de la terapia combinada y 41,3 meses en el grupo que recibió solamente anastrozol.

En general, los efectos tóxicos fueron relativamente leves y, en este sentido, no hubo grandes diferencias entre los dos grupos. Sin embargo, 42 pacientes que recibieron solamente anastrozol y 51 pacientes que recibieron ambos fármacos experimentaron graves efectos tóxicos, entre ellos, dolor osteomuscular, síntomas parecidos a los de la gripe y dificultad para respirar.

Pero los resultados son convincentes, dijo en una entrevista la investigadora principal, doctora Rita Mehta de la Universidad de California en Irvine. "Fulvestrant y anastrozol deberían ser fármacos estándar en el tratamiento de mujeres que reúnen las condiciones para participar en el estudio", dijo.

No obstante, el doctor Jung-Min Lee, de la Subdivisión de Oncología Médica del NCI, hizo énfasis en que la supervivencia general fue un criterio de valoración secundario en el estudio y dijo que habrá que responder a varias preguntas antes de que la terapia combinada sea utilizada en la práctica clínica. "Debemos comenzar por definir la población que podría beneficiarse más de la terapia combinada", dijo el doctor Lee. "Y necesitamos más datos para confirmar el beneficio de supervivencia general".

Además también hay un conflicto entre los resultados de este estudio y los de un estudio internacional similar denominado FACT, el cual no encontró diferencias en cuanto a la supervivencia general entre las mujeres que recibieron anastrozol y fulvestrant y las mujeres que recibieron solamente anastrozol. Entre los dos estudios hay varias diferencias importantes que seguramente explican las discrepancias entre los resultados, dijo la doctora Mehta.

El estudio FACT era más pequeño, explicó, incluía a más mujeres que habían recibido anteriormente tamoxifeno (70 por ciento en comparación con 40 por ciento), aceptó a pacientes que habían terminado la quimioterapia para la enfermedad en estadio temprano en los 12 meses anteriores al estudio y estuvo limitado a pacientes que habían sufrido una recaída. Estas diferencias en las poblaciones que participaron en los estudios seguramente "enriquecieron el estudio para pacientes con enfermedad relativamente resistente a la terapia endocrina", dijo.

Esta investigación fue respaldada por subvenciones de los Institutos Nacionales de la Salud  (CA32102, CA38926, CA35431, CA35281, CA20319, CA04919, CA67575, CA58861, CA37981, CA46368, CA86780, CA46282, CA63848, CA12644, CA27057, CA95860, CA35119, CA46441, CA11083, CA45450, CA35178, CA13612, CA58882, CA45377, CA45807, CA58723, C14028, CA128567, CA22433, CA52654, CA45560, CA35261, CA073590, CA45808, CA35192, CA42777, CA16385, CA35176, CA63845, CA35128, CA35090, CA63844, CA76447, CA58416, CA63850, CA76462, CA35262, CA77202 y CCSRI155469).

Disminuye la incidencia del cáncer de próstata en EE.UU tras cambio en las recomendaciones sobre exámenes de detección

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Poco después de que un grupo de trabajo independiente se manifestara en contra de los exámenes de rutina para la detección del cáncer de próstata a través de la prueba del antígeno prostático específico (APE o PSA en inglés) en hombres de 75 años de edad en adelante, la incidencia de tumores de próstata en estadio temprano disminuyó en esa población, según se desprende de un nuevo análisis. A juzgar por los hallazgos, pareciera ser que la revisión de las recomendaciones hizo que se redujeran los índices de realización de los exámenes de detección del cáncer de próstata en hombres de mayor edad.

El Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de EE.UU (USPSTF) realizó una revisión sistemática de la literatura médica y dio a conocer sus recomendaciones en agosto de 2008.

"Existe mucho escepticismo en cuanto al efecto que tendrán estos tipos de recomendaciones en la práctica, pero al menos en este caso parece que se ha visto un cierto efecto", dijo el autor del estudio, doctor David Howard de la Universidad de Emory, en una entrevista publicada en línea.

Para su análisis, dado a conocer el 23 de julio en Archives of Internal Medicine, el doctor Howard utilizó datos de más de 254 000 hombres con cáncer de próstata del registro de Vigilancia, Epidemiología y Resultados Finales del NCI.

El doctor Howard partió de la hipótesis de que si los índices de realización de exámenes de detección en hombres de 75 años en adelante disminuían, la incidencia de tumores de  próstata en estadio temprano, que se detectan principalmente a través de la prueba del APE, también se reducirían en comparación con la incidencia de los tumores en estadio tardío y de los tumores en estadio temprano en hombres más jóvenes. "Y eso es precisamente lo que encontré", dijo en una entrevista en línea.

Entre 2007 y 2009, la incidencia de tumores de próstata en estadio temprano y en estadio tardío disminuyó 25,4 por ciento y 14,3 por ciento, respectivamente, entre los hombres de 75 años de edad en adelante. En comparación, la incidencia de tumores en estadio temprano se redujo 15,2 por ciento entre los hombres de edades comprendidas entre 65 y 74 años, y 11 por ciento entre los hombres de 30 a 64 años, durante el mismo período.

Las conclusiones del doctor Howard difieren de las conclusiones de un informe anterior que determinó que los índices de las pruebas del APE autoreportadas en hombres a partir de los 75 años de edad no cambiaron entre 2005 y 2010. Varios factores podrían explicar esta discrepancia. Por ejemplo, "los pacientes no siempre comunican de manera precisa que se hicieron una prueba del APE", explicó vía correo electrónico; además, señaló que los médicos que dejaron de practicar los exámenes de detección en hombres de más edad probablemente no hayan hablado sobre esta decisión con sus pacientes.

Con el paso del tiempo, deberíamos tener una idea más clara de la respuesta de los médicos a la revisión de las recomendaciones sobre los exámenes de detección. "Los  datos del doctor Howard son interesantes y relevantes", comentó el doctor Scott Eggener de la Universidad de Chicago, autor principal de un estudio anterior. "Como ocurre con todos los datos autoreportados o demográficos, es importante reproducirlos haciendo uso de múltiples recursos".

En un estudio en revisión que aún no ha sido publicado, el doctor Howard también analizó los índices de realización de pruebas del APE utilizando directamente las reclamaciones a Medicare, que según él son más confiables que la información comunicada por los pacientes. El doctor Howard espera que los resultados de ese estudio se publiquen pronto.

Lectura adicional: El Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de los EE. UU. alerta contra la prueba del APE.

Con una sola prueba de VPH puede predecirse el riesgo de cáncer de cuello uterino por 18 años

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En un grupo de más de 20 000 mujeres, la prueba de ADN del virus del papiloma humano (VPH) predijo el riesgo de contraer cáncer de cuello uterino con más precisión que la prueba de Papanicolaou (prueba de Pap), durante un período de seguimiento de 18 años. Aun cuando ambas pruebas pudieron identificar a las mujeres con más probabilidad de presentar lesiones precancerosas de alto grado en el cuello uterino o cáncer cervical escamoso en los dos años siguientes a la prueba, solamente el resultado de la prueba de VPH predijo el riesgo en las mujeres hasta 18 años más tarde.

El doctor Philip Castle, de la Sociedad Americana de Patología Clínica, y sus colegas dieron a conocer sus hallazgos el 30 de julio en  la revista médica Journal of Clinical Oncology.

Los autores, que incluyeron a investigadores de la División de Epidemiología y Genética del Cáncer (DCEG), utilizaron datos de un estudio iniciado por el NCI y Kaiser Permanente en mujeres que se realizaron la prueba de Pap de rutina en Portland, Oregon, entre 1989 y 1990. Para las pruebas de Pap y de VPH se utilizaron muestras tomadas al comienzo de este estudio. 

En una investigación de este grupo dada a conocer recientemente también se muestra que la prueba de VPH podía predecir el riesgo por 18 años, pero esos resultados se basaron en las pruebas de VPH que se utilizaron solamente en la investigación. Los nuevos resultados se basan en el tipo de pruebas de VPH que se utilizan actualmente en la práctica clínica.

Los investigadores determinaron que la prueba de VPH estratificó a las mujeres por su riesgo de contraer cáncer de cuello uterino con más precisión que la prueba de Pap. En un período de seguimiento de 18 años, a 199 mujeres se les diagnosticaron neoplasias intraepiteliales cervicales de grado 3 o cáncer de cuello uterino (NIC 3); se presentaron más casos de este tipo en las mujeres que resultaron positivas a la prueba de VPH (112 mujeres) que en aquellas que tuvieron resultados anormales a la prueba de Pap (65 mujeres). Por el contrario, se presentaron menos casos de NIC 3 durante el período de seguimiento en las mujeres con resultado negativo a la prueba de VPH al comienzo del estudio en comparación con las mujeres que obtuvieron resultados normales a la prueba de Pap realizada al mismo tiempo (87 mujeres frente a 134 mujeres).

Las directrices actuales para la realización de exámenes de detección recomiendan que la mayoría de las mujeres entre 30 y 65 años de edad se realicen cada 5 años la prueba para la determinación del VPH de alto riesgo conjuntamente con la prueba de Pap.

El doctor Sholom Wacholder, del DCEG, autor principal del estudio, dijo que la investigación mostró que, en las mujeres de 30 años de edad en adelante, los riesgos de precáncer o cáncer 3 y 5 años después de haber obtenido un resultado negativo a la prueba de VPH y a la prueba de Pap eran muy bajos, lo cual coincide con las directrices.

Riesgo de contraer precáncer o cáncer después de obtener resultados negativos 
a las pruebas de VPH y Pap en mujeres de más de 30 años de edad

  NIC 2 NIC 3
Riesgo en  3 años0,23 por ciento0,08 por ciento
Riesgo en  5 años0,36 por ciento0,16 por ciento

Informes recientes parecen indicar que algunos médicos temen que si ofrecen las pruebas de VPH y Pap al mismo tiempo cada 5 años según las nuevas directrices, las mujeres podrían dejar pasar más años antes de volver a hacerse las pruebas.

"La prueba de VPH es un factor pronóstico eficaz del riesgo de cáncer de cuello uterino. Este trabajo aporta elementos a favor de intervalos más largos entre los exámenes si las pruebas de VPH y Pap han arrojado resultados negativos", dijo el doctor Wacholder. El muy bajo riesgo durante 10 años en mujeres que resultan negativas a la prueba única de VPH ofrece un margen de seguridad más amplio".

Esta investigación fue respaldada en parte por el Programa Interno de Investigaciones del NCI.

El descubrimiento de genes fusionados en el cáncer cerebral apunta a nuevas posibilidades de tratamiento

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Investigadores han descubierto que un pequeño porcentaje de tumores cerebrales de glioblastoma, uno de los cánceres más mortales, alberga mutaciones en las que se empalman porciones de dos genes. Los investigadores también indicaron que si bien las proteínas anómalas producidas por estos genes de fusión pueden transformar las células normales en células cancerosas, se puede bloquear la acción de estos genes mediante dos fármacos experimentales que se están poniendo a prueba en el tratamiento de otros tipos de cáncer.

Los resultados, publicados el 26 de julio en Science, abren la posibilidad de que un pequeño subgrupo de personas con glioblastoma pueda recibir tratamiento con fármacos dirigidos específicamente a las proteínas de fusión producidas por los genes descubiertos recientemente.

Un grupo dirigido por los doctores Antonio Iavarone, Raul Rabadan y Anna Lasorella del Centro Médico de la Universidad de Columbia descubrió que cerca del 3 por ciento de los glioblastomas analizados por el equipo contienen los genes de fusión FGFR-TACC. La fusión activa una enzima tirosina cinasa cuya actividad anómala fomenta el crecimiento y la supervivencia tumoral en varios tipos de cáncer, según se ha descubierto.

Las proteínas de fusión FGFR-TACC "tienen un poderoso efecto oncógeno", comentó el doctor Iavarone. "Eso significa que cuando introducimos esta proteína de fusión en el cerebro, podemos transformar las células cerebrales normales en células cancerosas", agregó. Cuando los investigadores pusieron la proteína FGFR-TACC en las células cerebrales de ratones sanos, 7 de los 8 ratones murieron por tumores cerebrales malignos similares a los glioblastomas humanos.

Otros experimentos demostraron que la proteína de fusión FGFR-TACC altera el proceso que distribuye los cromosomas entre dos células hijas durante la división celular. Esto genera una anomalía conocida como aneuploidía, en la que las células tienen un número anómalo de cromosomas. La aneuploidía es uno de los signos característicos del cáncer, señaló el doctor Iavarone.

Por último, los investigadores demostraron que los compuestos que bloquean la actividad de la cinasa de las proteínas de fusión pueden corregir la aneuploidía y detener el crecimiento de las células del glioma que contienen la proteína FGFR-TACC. Estos compuestos también hicieron más lento el crecimiento tumoral y prolongaron la supervivencia de los ratones con tumores cerebrales malignos causados por la FGFR-TACC. Dos de los compuestos, AZD4547 y BGJ398, están siendo puestos a prueba en estudios clínicos de primera fase para otros cánceres, entre ellos, el cáncer de pulmón.

Con base en estos resultados, "consideramos que tenemos una justificación sólida para llevar a cabo un estudio clínico en el cual se utilicen estos fármacos para atacar los tumores que albergan estos genes de fusión", dijo el doctor Iavarone. El doctor Iavarone y sus colegas en los Estados Unidos y Europa formaron un grupo cooperativo de investigación e iniciaron conversaciones con los fabricantes de fármacos con la esperanza de poner en marcha un estudio de esa naturaleza.

Esta investigación fue respaldada por subvenciones de los Institutos Nacionales de la Salud (R01CA101644, R01CA131126, R01CA085628, R01CA127643, U54 CA121852-05,1R01LM010140-01, R01NS061776).

Se identifican cambios moleculares en el cáncer colorrectal

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Un análisis molecular de tumores del recto y del colon ha arrojado información que puede ayudar a formular tratamientos más dirigidos para pacientes con esta enfermedad, de acuerdo con un informe de los investigadores de la Red de Investigaciones del Atlas del Genoma del Cáncer (TCGA). Los resultados están publicados (aquí y aquí) y aparecen resumidos en la edición de julio de la publicación Nature.

Los investigadores del TCGA habían informado previamente sobre los cambios moleculares subyacentes en el cáncer de ovario y en el glioblastoma (un tipo de cáncer del cerebro que es a menudo mortal). En el nuevo análisis, los investigadores caracterizaron en forma integral los genomas de 224 tumores de recto o de colon, así como el correspondiente ADN normal de los donantes.

Una vez excluidos del análisis los tumores con índices anormalmente altos de mutaciones genéticas (tumores hipermutados), los investigadores no hallaron diferencias genómicas significativas entre los tumores del recto y los del colon, con base en una variedad de mediciones, como la cantidad de copias génicas y los perfiles de expresión génica de los tumores.

No obstante, el análisis de las vías moleculares en los tumores colorrectales indicó que las vías pueden alterarse de varias maneras. Algunos tumores presentaron alteraciones posiblemente relacionadas con el cáncer en varias vías, lo que permite suponer a los investigadores que no es suficiente actuar sobre una sola vía para tratar estos tumores.

La mayoría de los tratamientos aprobados para el cáncer colorrectal son quimioterapias que tienen bajos índices de respuesta, señaló el doctor Raju Kucherlapati de la Facultad de Medicina de Harvard, quien codirigió el estudio. Los nuevos resultados podrían ser la base para el diseño y la puesta a prueba de tratamientos que actúen sobre las alteraciones moleculares que causan la enfermedad, agregó el doctor.

"Hay varias alteraciones genéticas presentes en los tumores que examinamos, y ya están en desarrollo fármacos que actúan sobre muchos de estos cambios", continuó el doctor Kucherlapati. Para determinados pacientes, existen nuevos fármacos dirigidos "que tienen la posibilidad de ser altamente eficaces".  

El doctor Kucherlapati y sus colegas de la Red de Investigaciones del TCGA también descubrieron que el 16 por ciento de los tumores eran hipermutados. Es posible que la causa de este fenómeno sean defectos en la capacidad de la célula de reparar el ADN dañado. Los tumores hipermutados pueden también ser agresivos.

Tres cuartos de las muestras presentaban una modificación genética llamada inestabilidad microsatélite, que se asocia a un pronóstico más favorable.

Los investigadores también hallaron que el gen IGF2, que desempeña una función en la proliferación celular, estaba alterado en algunos tumores. Los fármacos que actúan sobre el producto de este gen o su receptor están en proceso de desarrollo y podrían ser puestos a prueba en pacientes cuyos tumores tienen alteraciones en el gen IGF2.

Los datos de este estudio "brindan un recurso sin precedentes para comprender esta enfermedad mortal e identificar posibilidades de tratamientos dirigidos", concluyeron los autores.

Esta investigación fue respaldada por subvenciones de los Institutos Nacionales de la Salud (U24CA143799, U24CA143835, U24CA143840, U24CA143843, U24CA143845, U24CA143848, U24CA143858, U24CA143866, U24CA143867, U24CA143882, U24CA143883, U24CA144025, U54HG003067, U54HG003079 y U54HG003273).

Un fármaco puede disminuir los riesgos de los trasplantes de médula ósea en el tratamiento de cánceres de la sangre

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Los resultados de un estudio clínico pequeño indican que es posible que un fármaco para tratar infecciones por VIH prevenga una complicación potencialmente mortal de los trasplantes de médula ósea en pacientes con cánceres de la sangre. El fármaco se llama maraviroc, y parece que funciona al alterar la actividad de las principales células del sistema inmunitario responsables de la enfermedad de injerto contra huésped (EICH). Los resultados fueron publicados el 12 de julio en el New England Journal of Medicine.

A menudo, se necesita hacer trasplantes alogénicos de células madre para tratar a los pacientes con leucemia y linfoma. La EICH ocurre cuando las células inmunitarias en la población de células trasplantadas atacan el cuerpo del paciente, generalmente órganos tales como el hígado, la piel o los intestinos.

El doctor Ran Reshef del Centro Oncológico Abramson de la Universidad de Pensilvania y sus colegas, llevaron a cabo un estudio clínico de 38 pacientes para comprobar si un tratamiento de 33 días con maraviroc podría limitar o prevenir la EICH. El fármaco actúa sobre un receptor en ciertas células inmunitarias, el cual ayuda a dirigirlas cuando se mueven a través del organismo.

En general, se pudo evaluar a 35 pacientes y todos ellos se sometieron a trasplantes de células madre de acondicionamiento de intensidad reducida. En este procedimiento, se usan dosis farmacológicas reducidas para destruir células cancerosas e inhibir las células inmunitarias de la médula ósea de los pacientes, antes de que reciban las células madre. Los 35 pacientes también recibieron maraviroc y otros dos fármacos que se usan normalmente para prevenir o limitar la EICH.

Seis meses después de los trasplantes, cerca del 6 por ciento de los pacientes habían tenido una EICH grave (grado III y IV), lo que constituye una reducción de más del 70 por ciento de lo que se observa generalmente después de trasplantes de acondicionamiento de intensidad reducida, informaron los autores. El tratamiento mostró su mayor eficacia en la prevención de las EICH en el hígado y los intestinos, las cuales pueden ser debilitantes e incluso mortales.

En los primeros 100 días después de los trasplantes, ningún paciente tenía EICH en el hígado o en los intestinos; 6 meses después de los trasplantes, los índices eran aproximadamente del 3 y 9 por ciento, respectivamente, cifras que "de todas maneras todavía son muy bajas" señaló el doctor Reshe.

Los índices de recaída y muerte por cáncer fueron casi idénticos a los que se observan generalmente con los trasplantes de acondicionamiento de intensidad reducida, un hallazgo que según el doctor Reshef, respalda la hipótesis de que el maraviroc no deprime el sistema inmunitario de manera significativa. "Las recaídas son una preocupación de suma importancia en todo estudio sobre la prevención de la EICH", explicó el doctor Reshef. "Es posible reducir la EICH, pero entonces se paga el precio de un aumento de las recaídas. Nos alentó el hecho de que no observamos este fenómeno en nuestro estudio".

Se necesitan más estudios para comprender mejor el impacto farmacológico, recalcó el doctor Reshef. El equipo de Abramson está planificando un estudio clínico pequeño para investigar un ciclo de tratamiento con maraviroc de mayor duración, y ya iniciaron conversaciones con la Red de Estudios Clínicos de Trasplantes de Sangre y Médula Ósea, patrocinada por el NCI, para llevar a cabo un estudio multicéntrico más grande.

Esta investigación fue respaldada en parte por los Institutos Nacionales de la Salud (P30-CA16520, K24-CA117879 y U01-HL069286).

Ciertos tumores pueden resistir el efecto de los fármacos anticancerosos con la ayuda de células vecinas

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Un grupo de investigadores identificaron una proteína secretada por células no tumorales que podría ayudar a los tumores cercanos a evadir los efectos de los fármacos anticancerosos. Los resultados, publicados el 4 de julio en la edición digital de Nature, se suman al conjunto de indicios científicos que indica que las interacciones entre las células cancerosas y las células circundantes en el microambiente tumoral pueden influir en el crecimiento y la respuesta de los tumores a los tratamientos.

Es poco común que los pacientes con cáncer tengan una respuesta completa a los fármacos dirigidos, esto permite suponer la existencia de mecanismos que convierten a una considerable proporción de células tumorales en células naturalmente resistentes a los tratamientos. Si bien se han identificado las mutaciones genéticas que permiten a los tumores adquirir resistencia a través del tiempo, se sabe mucho menos sobre los orígenes de la resistencia innata.

A fin de identificar el origen no tumoral de la resistencia innata, el doctor Todd Golub del Instituto Broad y sus colegas, cultivaron en el laboratorio células cancerosas junto con células del tejido conjuntivo del organismo, también llamadas células estromales. Al exponer estas mezclas de células estromales y células cancerosas a los fármacos anticancerosos dirigidos, las células cancerosas mostraron resistencia a 15 de los 23 agentes evaluados.

Un análisis de más de 500 factores de crecimiento secretados por las células no cancerosas indicaron la posibilidad de que una proteína llamada factor de crecimiento de hepatocitos (FCH) genere melanomas con mutaciones del gen BRAF, resistentes al tratamiento con el vemurafenib, un fármaco recientemente aprobado que actúa sobre las células de melanoma con BRAF mutado.

Cuando los autores analizaron 34 muestras de pacientes con melanoma, hallaron una correlación entre los niveles de la FCH y la cantidad de reducción tumoral después del tratamiento con el vemurafenib. También encontraron indicios de resistencia mediada por el microambiente en otros tipos de cáncer.

Varios de los fármacos que inhiben la FCH o el MET (el receptor de la FCH en las células tumorales) se encuentran en fase de desarrollo o han sido aprobados para otras indicaciones, señalaron los autores. También agregaron que se puede considerar la realización de una combinación de estudios clínicos sobre el melanoma con BRAF mutado, el cáncer colorrectal y posiblemente otros tipos de tumores.

"Se reconoce cada vez más que es necesario tratar al tumor y al microambiente a la vez para lograr la máxima eficacia", comentó la doctora Dinah Singer, directora de la División de Biología Oncológica del NCI. "Este estudio proporciona un claro ejemplo de una estrategia terapéutica para responder a esta situación".

Lograr comprender la función del microambiente tumoral en el origen, la evolución y la diseminación del cáncer, agregó la doctora Singer, es un objetivo de la Red para el Estudio del Microambiente Tumoral, una iniciativa patrocinada por el NCI.

Esta investigación fue respaldada en parte por los Institutos Nacionales de la Salud (P30-CA16520, K24-CA117879 y U01-HL069286).

La observación podría ser tan buena como la cirugía en algunos hombres con cáncer de próstata

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Dos cirujanos practican una cirugía
Los resultados del estudio PIVOT parecen indicar que algunos hombres con cáncer de próstata en estadio temprano podrían optar por prescindir de la prostatectomía radical.

Muchos hombres con cáncer de próstata en estadio temprano podrían evitar la prostatectomía radical y vivir tanto como los hombres que se someten a una cirugía inmediata, según se desprende de los ampliamente esperados resultados de un estudio clínico dado a conocer a mediados de julio en el New England Journal of Medicine (NEJM).

Los resultados del estudio, denominado PIVOT, originalmente fueron presentados el año pasado en la reunión anual de la Asociación Americana de Urología. Pero muchos investigadores y médicos se han mostrado muy interesados en ver el documento publicado para poder analizar los detalles del estudio y tener una mejor idea de la manera como los resultados afectarán la práctica clínica.

El estudio se llevó a cabo entre 1994 y 2002, período cuando comenzó a generalizarse el uso de la prueba del antígeno prostático específico (APE o PSA en inglés) para la detección del cáncer de próstata. Los 731 hombres que participaron en el estudio, cuya mediana de edad era 67 años, recibieron un diagnóstico de cáncer de próstata localizado a través de la prueba del APE y de una biopsia. Estos participantes fueron asignados a dos grupos al azar para someterse bien sea a una prostatectomía radical o a observación, algunas veces conocida como "espera cautelosa".

En general, luego de un período de seguimiento de hasta 15 años (con una mediana de 10 años) el porcentaje de hombres que murió por cualquier causa fue similar en ambos grupos: 47 por ciento entre los hombres que se sometieron a cirugía en comparación con 49,9 por ciento entre los hombres que se sometieron a observación, una diferencia que no se considera estadísticamente significativa. La diferencia absoluta en el riesgo de morir de cáncer de próstata fue muy similar, 5,8 por ciento comparado con 8,4 por ciento, una diferencia que tampoco fue estadísticamente significativa.

Sin embargo, los datos del estudio parecen indicar que los hombres del grupo que se sometió a cirugía, cuyos niveles de APE estaban por encima de 10 ng/mL, tenían un menor riesgo de morir por cualquier causa, incluido el cáncer de próstata, afirmaron el doctor Timothy Wilt, del Veterans Affairs Center for Chronic Disease Outcomes Research en Minneapolis, Minnesota, y sus colegas. Se observó una tendencia similar, aun cuando no estadísticamente significativa, entre hombres cuyo cáncer era considerado intermedio o con riesgo de evolución alto.

"Nuestros hallazgos se suman a los indicios científicos a favor de la observación, y posiblemente de la vigilancia activa, para la mayoría de los hombres a quienes se les diagnostica cáncer de próstata localizado, especialmente aquellos con un valor de APE bajo o enfermedad de bajo riesgo", apuntaron.

El estudio "no es necesariamente definitivo", dijo el doctor Barry Kramer, director de la División de Prevención de Cáncer del NCI. Sin embargo, añadió, los resultados "constituyen hallazgos importantes que los hombres pueden tomar en cuenta en su proceso de toma de decisiones", cuando consideren las opciones que tienen a su disposición.

El doctor Kramer se manifestó en contra de extrapolar demasiado los análisis de subconjuntos que parecieron indicar que la cirugía podría beneficiar a hombres con valores de APE por encima de 10 ng/mL o con enfermedad de alto riesgo. Cuando los resultados generales de un estudio no son estadísticamente significativos, los análisis de subconjuntos "pueden arrojar resultados variables y contradictorios", dijo. "Debemos ser cuidadosos a la hora de interpretar esos hallazgos".

En la nota editorial  adjunta publicada en el NEJM, los doctores Ian Thompson, del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas, y Catherine Tangen, del Centro de Investigación Oncológica Fred Hutchinson, afirmaron que el tamaño del estudio probablemente haya incidido en sus resultados. El estudio PIVOT fue diseñado originalmente para recibir a 2 000 pacientes, sin embargo, debido a dificultades en la inscripción de pacientes, se alteró su diseño. Al final, escribieron los doctores Thompson y Tangen, la cantidad de pacientes era muy baja para ofrecer el peso estadístico necesario que permitiera mostrar si la cirugía podía o no podía reducir la mortalidad.

El hallazgo de que los hombres con cáncer de bajo riesgo que se sometieron a cirugía no experimentaron ninguna reducción del riesgo de morir coincide con otros estudios de vigilancia activa, añadieron los autores del editorial, y " favorece fuertemente esta opción" para aquellos hombres. "Por otro lado, los tipos de cáncer de próstata malignos de alto grado suelen ser mortales si no se les trata", escribieron los doctores  Thompson y Tangen. "Son estos hombres quienes enfrentan el mayor riesgo de morir de cáncer y quienes seguramente se beneficiarían más de la terapia, pero a quienes debemos tratar de manera efectiva".

Aun cuando el estudio PIVOT comparó la cirugía con la espera cautelosa, la vigilancia activa parece ser la opción que se utiliza con más frecuencia. Una serie de centros oncológicos han establecido programas de vigilancia activa, dijo el doctor Ethan Basch, del Centro Oncológico Memorial Sloan-Kettering en Nueva York. El doctor Basch presidió un panel organizado por la  Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO) que emitió recomendaciones sobre las pruebas del APE para la detección del cáncer de próstata 2 días antes de la publicación de los resultados del estudio PIVOT. (Véase recuadro de abajo).

"Cuando se consideran al mismo tiempo todos los datos disponibles, uno puede comenzar a armar una visión estratégica para la detección" del cáncer de próstata, dijo el doctor Basch. Los hombres más jóvenes que optan por realizarse pruebas del APE y a quienes se les diagnostica cáncer de grado intermedio, o de alto grado, considerarían los posibles tratamientos, mientras que los hombres a quienes se les diagnostica una enfermedad de grado bajo optarían por un programa de vigilancia, añadió.

"Esto podría arrojar una relación riesgo y beneficio muy diferente para muchos hombres", dijo el doctor Basch, una relación que podría implicar una mayor probabilidad de beneficio y un menor riesgo de efectos negativos. Sin embargo, alertó que tal estrategia debe analizarse de manera prospectiva en estudios clínicos.

—Carmen Phillips

Esta investigación fue respaldada en parte por los Institutos Nacionales de la Salud.

Lectura adicional: La vigilancia activa puede ser la opción preferida para algunos hombres con cáncer de próstata.

También en las revistas científicas: ASCO publica opinión clínica sobre las pruebas del APE

Un comité de expertos convocado por la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO) ha desaconsejado las pruebas del APE para la detección del cáncer de próstata en hombres con una expectativa de vida de menos de 10 años y ha recomendado que los médicos hablen de los beneficios y riesgos posibles de las pruebas del APE con los hombres con una expectativa de vida de más de 10 años. Las recomendaciones aparecieron en una opinión clínica provisional publicada el 16 de julio en el Journal of Clinical Oncology.

Lo opinión clínica provisional se basó en gran medida en una revisión de la literatura médica que realizó la Agencia de Investigación y Calidad de la Atención Médica (Agency for Healthcare Research and Quality), al igual que las recomendaciones recientes sobre las pruebas del APE emitidas por el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de EE.UU. (USPSTF), el cual desaconsejó realizar exámenes de detección de manera rutinaria. Al igual que USPSTF, el comité de ASCO revisó los resultados más recientes de dos extensos estudios clínicos con distribución al azar: el Estudio de Exámenes de Detección de Cáncer de Próstata, de Pulmón, Colorrectal y de Ovarios y el Estudio Clínico Aleatorizado Europeo de Cáncer de Próstata.

"Llegamos a la conclusión de que los hombres jóvenes con una mayor expectativa de vida pueden tener importantes beneficios de los exámenes de detección APE, pero esto también conlleva riesgos, dijo el doctor Basch. "Cada hombre debe sopesar sus valores y preferencias, por lo tanto nosotros recomendamos que la decisión sobre los exámenes de detección se tome sobre la base de información clara y confiable que explique cada una de las opciones".

ASCO también dio a conocer un documento de ayuda para la toma de decisiones (solo disponible en inglés), redactado en un lenguaje fácil de entender, para que los médicos lo utilicen para ayudar a los pacientes a tomar las decisiones sobre la prueba del APE.

Charla con el doctor Walter Willett sobre la alimentación y el cáncer

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Dr. Walter WillettDr. Walter Willett

El doctor Walter Willett, quien es el presidente del departamento de nutrición de la Facultad de Salud Pública de Harvard, recientemente dictó una conferencia titulada "La alimentación y el cáncer: el cuarto paradigma" en la sede de los NIH en Bethesda, Maryland.  La videograbación de la conferencia, patrocinada por el programa Cancer Prevention Fellowship Program del NCI, se encuentra disponible en linea. Durante su visita, el dotor Willett conversó con el Boletín del Instituto Nacional del Cáncer.

¿Cómo han evolucionado los puntos de vista sobre la alimentación y el cáncer durante los últimos 40 años?

Cuando comencé a trabajar en esta área en la década de 1960, la temática giraba en torno a los carcinógenos en los alimentos. Estos son sustancias químicas que se producen por altas temperaturas, como por ejemplo al asar en una barbacoa o parrilla, que se había observado causaban mutaciones en el ADN en modelos animales y en otras pruebas. De hecho, no se ha llegado a una conclusión definitiva sobre este tema, pero si los carcinógenos en los alimentos fueran un problema grave para los seres humanos, es probable que hubiésemos visto más indicios científicos de los que tenemos. Este fue el primer paradigma.

¿Cuáles fueron el segundo y el tercer paradigma?

El segundo paradigma instituía la idea de que la principal causa del cáncer es la grasa en la alimentación. Nunca existieron indicios científicos contundentes que respaldaran esta noción, pero se divulgó con tanta frecuencia que terminó por convertirse en un dogma en las décadas de 1980 y 1990. En enfermedades como las afecciones cardiacas o la diabetes, el tipo de grasa en la alimentación es un factor bien importante. Pero la hipótesis de que el porcentaje de calorías proveniente de las grasas en la alimentación es un determinante importante del riesgo de cáncer no está respaldada por la información científica, al menos durante los cuarenta y más adelante en la vida de una persona.

El tercer paradigma establecía que las frutas y las verduras reducían el riesgo de cáncer en forma considerable. Sin embargo, cuando hubo disponible información prospectiva, los resultados tampoco respaldaron esta idea. Por supuesto que esto no significa que las frutas y las verduras no sean buenas, pero el beneficio que brindan es probablemente muy pequeño y limitado solo a ciertos alimentos y ciertos tipos de cáncer. En general, no se ve la conexión.

Y esto nos lleva al cuarto paradigma

El cuarto paradigma establece que una de las causas principales del cáncer es el exceso de tejido adiposo (obesidad). Este paradigma, que también se denomina equilibrio de energía positiva, llegó para quedarse, porque los indicios científicos provenientes de todo tipo de estudios son irrefutables. Estos resultados han confluido a partir de las investigaciones llevadas a cabo durante los pasados 10 a 15 años, pero los indicios científicos que respaldan esta idea en realidad se remontan a los estudios con animales realizados en la década de 1930. En cierto sentido, la información siempre estuvo frente a nuestros ojos.

¿Podría explicarnos el contexto de la función de la obesidad en el riesgo de cáncer?

A nivel demográfico, la cantidad de casos de cáncer atribuibles a las personas con sobrepeso y obesas es aproximadamente igual a la cantidad que se atribuye al consumo de tabaco. Esto se debe en parte a la disminución actual de la cantidad de fumadores y al aumento que se está viendo en la obesidad; en términos de la importancia en la población, ambos factores son de igual importancia. No obstante, a nivel individual, el riesgo de cáncer por el consumo de tabaco se mantiene considerablemente más elevado que la obesidad.

¿Está buscando pistas que conecten la obesidad y el cáncer en los jóvenes?

Definitivamente, esta es una de las nuevas fronteras de la investigación oncológica. Hasta el momento, veníamos observando solo una etapa bien delimitada de la vida, esencialmente la etapa cuando las personas padecen cáncer. Pero contamos con muchas pistas epidemiológicas que apuntan a que varios factores operan más temprano en la vida e incluso es posible que lo hagan a través de generaciones.

¿Qué conocimientos estamos adquiriendo?

Por primera vez, estamos estudiando los detalles de la alimentación de los adolescentes y la incidencia del cáncer. En el estudio Nurses' Health Study 3, hemos recabado en forma retrospectiva los detalles acerca de la alimentación de los participantes durante la escuela secundaria, quienes al momento de la inscripción en el estudio tenían entre 25 y 42 años de edad. Como no había pasado tanto tiempo desde la secundaria, pudimos contar con cierta información que todavía se recuerda bastante bien.

Además, recogimos información de las madres y las experiencias de embarazo que tuvieron impacto en nuestros participantes y en sus patrones de alimentación antes del primer año de vida, y la alimentación y la actividad antes de los 5 años de edad. Recién estamos comenzando a recibir los datos de seguimiento de esa información. Este enfoque puede armar el rompecabezas de toda una vida, lo cual creo que será necesario para poder observar en profundidad la relación entre la alimentación y el cáncer.

Si el dinero no fuera un problema, ¿qué tipo de estudio llevaría a cabo?

Los elementos críticos más importantes que nos hacen faltan en la investigación actual son las dimensiones del tiempo: el momento en que iniciamos los estudios y la duración del seguimiento. Si pudiera hacer un estudio ideal, comenzaría durante el embarazo (quizás antes, incluso) y recabaría información sobre la alimentación materna y, en segundo término, continuaría recogiendo información y haciendo el seguimiento de los participantes; dicho de otro modo, tendría una cohorte de nacimiento.

¿Se están haciendo estos estudios en el presente?

En los Estados Unidos hubo algunos intentos de poner en marcha un estudio de cohortes de nacimiento que abarcaba lo suficiente como para incluir el cáncer, pero estos estudios desaparecieron bajo el peso de presupuestos gigantescos. En cambio, hay más de 300 000 participantes en cohortes de nacimiento en los países escandinavos. La próxima generación de científicos serán quienes podrán analizar los resultados en relación al cáncer. Yo mismo he participado en este trabajo y tengo la esperanza de ver algunos de estos resultados personalmente. 

—Entrevista de Edward R. Winstead

Inmunoterapia génica para tratar el cáncer avanzado

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Nombre del estudio
Estudio de fase I/II de cáncer metastásico mediante la técnica de reducción de linfocitos o acondicionamiento seguido por la infusión de linfocitos manipulados genéticamente para actuar sobre la mesotelina (Phase I/II Study of Metastatic Cancer Using Lymphodepleting Conditioning Followed by Infusion of Anti-Mesothelin Gene Engineered Lymphocytes, NCI-12-C-0111). Consulte el resumen del protocolo (solo disponible en inglés).

Dr. Steven Rosenberg Dr. Steven Rosenberg

Investigador principal
Dr. Steven Rosenberg, Centro de Investigación Oncológica del NCI.

Importancia del estudio
Los investigadores del NCI han liderado los esfuerzos tendientes a diseñar un tipo de inmunoterapia denominada terapia celular adoptiva (ACT). En este tipo de terapia se toman células del sistema inmunitario de un paciente, se las cultiva en laboratorio hasta multiplicar varias veces su cantidad original y luego se implantan las células por infusión intravenosa en el paciente a fin de combatir su cáncer. Para asegurar la supervivencia y el funcionamiento óptimo de las células implantadas, debe reducirse considerablemente la cantidad de células inmunitarias en el organismo del paciente antes de la infusión celular. A este tipo de tratamiento preparatorio se le conoce como reducción de los linfocitos o acondicionamiento.

En un tipo de terapia celular adoptiva, los médicos obtienen los linfocitos T de la sangre del paciente y luego manipulan genéticamente las células a fin de que reconozcan la proteína o antígeno, que se encuentra en la superficie de las células cancerosas del paciente, y se unan a ella, lo cual ayudará a activar el sistema inmunitario a fin de que combata estas células.  Los linfocitos modificados por manipulación genética se multiplican luego en el laboratorio y se implantan por infusión en el paciente, donde, si el tratamiento funciona, eliminarán las células que expresan el antígeno sobre el cual se quiere actuar.

Un posible antígeno es la mesotelina, una proteína que se encuentra en las células normales (células mesoteliales) que conforman las membranas que recubren los pulmones, el corazón y los órganos abdominales, así como otras partes del organismo. Las cantidades de esta proteína a menudo aumentan en los tumores malignos, incluidos casi todos los mesoteliomas y los adenocarcinomas pancreáticos y algunos tipos de cáncer de pulmón, ovarioesófago y cabeza y cuello, lo cual hace que esta proteína sea un blanco atractivo de la inmunoterapia.

Dirigidos por el doctor Steven Rosenberg, los investigadores del Centro de Investigación Oncológica del NCI están explorando la posibilidad de manipular genéticamente los linfocitos T de la sangre periférica a fin de que reconozcan y ataquen las células cancerosas que expresan mesotelina.

En este estudio de fase I/II, los investigadores tomarán los linfocitos T de la sangre de los pacientes con cáncer metastásico o irresecable que exprese mesotelina y no haya respondido a la terapia sistémica anterior y manipularán genéticamente estos linfocitos T a fin de que reconozcan la mesotelina. Las células modificadas por manipulación genética serán entonces cultivadas a fin de aumentar la cantidad de células, las cuales serán implantadas por infusión en los pacientes después de haber estado sometidos al acondicionamiento para la reducción de los linfocitos. Los pacientes recibirán también dosis bajas de aldesleucina, una citocina que ayudará a mantener vivas las células implantadas por infusión.

En la fase I de este estudio, grupos de pacientes, conocidos como cohortes, recibirán diferentes dosis de linfocitos mediante infusión a fin de establecer una dosis máxima tolerada. En la fase II del estudio se tratará a los pacientes con mesotelioma u otros tipos de cáncer con expresión de la mesotelina con la dosis máxima tolerada. Todos los pacientes recibirán el tratamiento en el Centro Clínico de los NIH en Bethesda, Maryland, donde los médicos evaluarán los riesgos y la eficacia de esta terapia.

Para obtener más  información, vea las listas de criterios para la participación y la información para comunicarse con el personal del estudio (solo disponibles en inglés) o llame a la Oficina de Información sobre Estudios Clínicos al 1-888-NCI-1937. La llamada es gratis y confidencial.

La reducción del consumo de cigarrillos se ve mitigada por el aumento del uso de otros tipos de tabaco para fumar

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El consumo de todos los productos de tabaco para fumar en los Estados Unidos se redujo en más de un cuarto entre el 2000 y el 2011. Pero la reducción del consumo de cigarrillos se vio mitigada en parte por el aumento del consumo de otros productos de tabaco para fumar. Estos resultados aparecieron el 3 de agosto en el informe Morbidity and Mortality Weekly Report.

Los investigadores de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) analizaron datos de la Agencia de Impuestos y Comercio de Alcohol y Tabaco del Departamento del Tesoro de los EE. UU. para calcular el consumo de cigarrillos, así como el uso de tabaco suelto y de cigarros. Si bien el consumo de cigarrillos se redujo en un 32,8 por ciento entre el año 2000 y el 2011, el uso de ciertos productos de tabaco para fumar aumentó en más del doble durante el mismo periodo. El mayor aumento se observó en el tabaco de pipa (482 por ciento) y en los cigarros grandes (233 por ciento).

Solo el año pasado, el consumo total de productos de tabaco para fumar, sin incluir a los cigarrillos, aumentó más del 17 por ciento. Ese aumento mitigó en su mayor parte la disminución del consumo de cigarrillos. Como resultado, el consumo total de tabaco para fumar se redujo solo un 0,8 por ciento en el 2011, comparado con un 3,8 por ciento en el 2010. 

Consumo de cigarrillos y otros productos de tabaco combustible en los EE. UU., 2001-2011

En el informe de los CDC se citan dos explicaciones para el aumento del consumo de productos de tabaco para fumar distintos de los cigarrillos. Estos productos están sujetos a impuestos considerablemente menores, convirtiéndolos en una alternativa más barata que los cigarrillos.

Además, los productos tienen menos restricciones de producción y de comercialización que los cigarrillos. Por ejemplo, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) prohíbe el uso de saborizantes o descripciones engañosas como "suave" o "bajo contenido de alquitrán" en los cigarrillos, pero los cigarros y el tabaco suelto no están sujetos a estas restricciones.

"La disponibilidad de productos alternativos de menor precio y con menos regulaciones para fumadores que de otra manera habrían abandonado el hábito, ha limitado el impacto de salud pública de las medidas para reducir el consumo de tabaco. Es decir, se ha disminuido el efecto que el aumento de impuestos y la aplicación de reglamentaciones uniformes podría haber tenido en la prevención del inicio del consumo en los jóvenes, en la reducción del consumo y en el fomento de los intentos de abandonar el hábito", escribieron los autores de los CDC.

"El humo de productos de tabaco combustible distintos del cigarrillo contiene las mismas sustancias químicas tóxicas y carcinógenas que el humo del cigarrillo", agregó la doctora Yvonne Hunt de la Subdivisión de Investigaciones sobre el Control del Tabaquismo del NCI. "El aumento del consumo de estos productos de tabaco es preocupante. No existe un nivel de exposición al humo de tabaco de cualquier tipo que sea seguro ni conlleve riesgos". 

Nuevo fármaco para el cáncer colorrectal metastásico recibe aprobación

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La Administración de Alimentos y Medicamentos aprobó el ziv-aflibercept (Zaltrap) para usarse en combinación con la terapia FOLFIRI (leucovorina, fluorouracilo e irinotecán) en el tratamiento de algunos adultos con cáncer colorrectal.

El fármaco es un inhibidor de la angiogénesis, lo cual significa que puede prevenir la formación de vasos sanguíneos tumorales. Está dirigido a pacientes con cáncer colorrectal metastásico, cuyos tumores son resistentes a terapias que incluyen oxaliplatino o que han empeorado después de un tratamiento con este fármaco.

"Esta aprobación demuestra los beneficios de agregar un agente biológico como Zaltrap al régimen FOLFIRI, que se usa habitualmente", expresó el doctor Richard Pazdur del Centro de Evaluación e Investigación de Fármacos de la FDA en un comunicado de prensa del 3 de agosto. "Se observó una mejora en la mediana del tiempo de supervivencia al agregar Zaltrap a la quimioterapia con FOLFIRI, junto con una mejoría en el índice de respuesta y un retraso en la evolución y el crecimiento tumorales".

El ziv-aflibercept fue evaluado en un estudio clínico con distribución al azar de 1 226 pacientes con cáncer colorrectal metastásico, cuyos cánceres habían avanzado mientras recibían la quimioterapia de combinación con oxaliplatino. Los participantes que habían tenido una recaída en los 6 meses después de finalizar la quimioterapia con oxaliplatino luego de una cirugía, también reunían los requisitos para el estudio, así como los pacientes que habían recibido tratamiento con bevacizumab. Los participantes recibieron tratamiento hasta que el cáncer avanzó o los efectos secundarios se tornaron inaceptables.

La mitad de los pacientes de este estudio, denominado VELOUR, fueron asignados en forma aleatoria para recibir la combinación de ziv-aflibercept y FOLFIRI, y la otra mitad para recibir FOLFIRI y un placebo. El estudio fue diseñado para evaluar si el ziv-aflibercept mejoraba la supervivencia general. Los pacientes que recibieron ziv-aflibercept vivieron un promedio de 13,5 meses, en comparación con 12 meses en promedio en quienes recibieron el placebo.

Los pacientes que recibieron aflibercept también mostraron mejores respuestas tumorales: los tumores se redujeron un 20 por ciento en los pacientes del grupo que recibió ziv-aflibercept frente a un 11 por ciento en los participantes del grupo que recibió el placebo.

El ziv-aflibercept también mejoró la supervivencia sin evolución. Los pacientes que recibieron la combinación ziv-aflibercept vivieron sin empeoramiento del cáncer por 6,9 meses en promedio, frente a 4,7 meses entre los que recibieron el placebo.

El ziv-aflibercept fue aprobado con un recuadro de advertencia en su envase para alertar que el fármaco puede causar hemorragias graves y a veces mortales, entre ellas, hemorragias gastrointestinales y perforaciones en el tubo gastrointestinal. La advertencia también dice que el fármaco puede afectar la cicatrización de heridas.

Los efectos secundarios observados con mayor frecuencia en los pacientes que recibieron ziv-aflibercept y FOLFIRI fueron una disminución en el recuento de glóbulos blancos, diarrea, úlceras en la boca, cansancio, presión arterial alta, aumento en la cantidad de proteínas en la orina, adelgazamiento, disminución del apetito, dolores abdominales y dolores de cabeza.

Se aprueba el everolimus para el tratamiento de algunos cánceres de mama

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La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) aprobó el fármaco everolimus (Afinitor) en combinación con el exemestano (Aromasin) para el tratamiento de algunas mujeres en etapa posmenopáusica con cáncer de mama avanzado HER2 negativo y positivo para receptores hormonales.

El tratamiento está dirigido a las mujeres cuya enfermedad ha empeorado después del tratamiento con letrozol (Femara) o anastrozol (Arimidex), de acuerdo con un comunicado de prensa de la FDA dado a conocer el 20 de julio.

El everolimus también está aprobado para el tratamiendo de algunos pacientes con carcinoma de células renales avanzado, tumores pancreáticos neuroendocrinos de evolución avanzada o el tumor cerebral benigno llamado astrocitoma subependimario de célula gigante.

La nueva aprobación está basada en un estudio clínico que indicó una mejora de 4,6 en meses en la mediana de tiempo antes de la evolución de la enfermedad o de la muerte en mujeres que recibieron everolimus y exemestano, en comparación con el grupo de mujeres que recibió exemestano y un placebo.

El everolimus previene la proliferación celular y la formación de los vasos sanguíneos tumorales al inhibir la vía de señalización del blanco de la rapamicina en los mamíferos (mTOR).

Los efectos secundarios más frecuentes en pacientes que recibieron everolimus para el tratamiento del cáncer de mama fueron úlceras en la boca, infecciones, erupción cutánea, cansancio, diarrea y disminución del apetito. La FDA advirtió que las pacientes de 65 años de edad o mayores deben seguir controles médicos estrictos porque tienen una mayor probabilidad de padecer efectos secundarios más graves que las pacientes más jóvenes.

La FDA autoriza prueba para identificar pacientes con cáncer colorrectal que podrían responder al cetuximab

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La Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) ha dado el visto bueno a una prueba genética que ayudará a los médicos a identificar a aquellos pacientes con cáncer colorrectal metastásico que podrían beneficiarse del fármaco cetuximab (Erbitux).

El equipo "therascreen KRAS RGQ PCR" puede detectar siete mutaciones en el gen KRAS en el ADN extraído del tumor de un paciente.

La activación del receptor del factor de crecimiento epidérmico (EGFR), que a menudo se encuentra sobrexpresado en la superficie de las células del cáncer colorrectal, promueve la proliferación celular. El anticuerpo monoclonal cetuximab se fija al EGFR y bloquea la vía de señalización promotora del crecimiento del receptor. Las células cancerosas que tienen un gen KRAS mutante, sin embargo, pueden seguir creciendo incluso en presencia del cetuximab.

La aprobación de la prueba por parte de la FDA se basó en un análisis retrospectivo de muestras de biopsias de pacientes que participaron en el estudio clínico CO.17 de fase III que sirvió de base para la aprobación original del cetuximab. Los pacientes cuyos tumores no tenían mutaciones del gen KRAS (también conocidos como tumores con el gen KRAS de tipo natural) experimentaron una supervivencia general de 8,6 meses cuando se añadió cetuximab al tratamiento, en comparación con 5,0 meses cuando se administró solamente el mejor cuidado médico de apoyo. En los pacientes cuyos tumores tenían mutaciones del gen KRAS, la adición del cetuximab al tratamiento no afectó significativamente la supervivencia.

La FDA ha aprobado también el cetuximab en combinación con el régimen FOLFIRI como primera línea de tratamiento en pacientes con cáncer colorrectal metastásico, EGFR positivo, con KRAS de tipo natural. La aprobación para esta nueva indicación se basó en un análisis retrospectivo del estudio CRYSTAL de fase III, el cual mostró un aumento de 4 meses de la mediana de supervivencia en pacientes que no tenían las mutaciones en el gen KRAS y que recibieron cetuximab más FOLFIRI, en comparación con el FOLFIRI solo.

Aprobación de carfilzomib para el mieloma múltiple avanzado

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La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) aprobó el carfilzomib (Kyprolis) para el tratamiento de pacientes con mieloma múltiple cuya enfermedad ha evolucionado después de por lo menos dos tratamientos previos, entre ellos el bortezomib (Velcade) y un agente que modula la actividad del sistema inmunitario, como la talidomida.

El carfilzomib se une e inhibe las enzimas llamadas proteasomas, las cuales se encargan de degradar las proteínas celulares. Al inhibir este proceso se produce la muerte celular y se bloquea el crecimiento del tumor.

La aprobación del 20 de julio se basó en el índice de respuesta observado en un estudio de grupo único de 266 pacientes con mieloma múltiple, que habían recibido al menos dos tratamientos anteriores. Los signos de cáncer de uno de los pacientes que tomó el carfilzomib desaparecieron (respuesta completa) y se observó una reducción tumoral (respuesta parcial) en otros 60 pacientes, lo cual determinó un índice de respuesta general de 22,9 por ciento. La mediana del tiempo de respuesta de los pacientes al carfilzomib fue de 7,8 meses.

Los efectos secundarios frecuentes (observados en más del 30 por ciento de los pacientes) fueron, entre otros, cansancio, náuseas, anemia, cantidades inferiores a lo normal de glóbulos rojos o plaquetas, falta de aliento, diarrea y fiebre. Se notificaron reacciones adversas graves en 45 por ciento de los pacientes; las más frecuentes fueron neumonía, insuficiencia renal aguda, fiebre e insuficiencia cardiaca congestiva. El riesgo de sufrir neuropatía periférica es menor con el carfilzomib que con fármacos similares que ya están en el mercado, como el bortezomib.

La autorización del carfilzomib se dio a través del programa de aprobación acelerada de la FDA, el cual permite que la agencia dé su visto bueno con base en datos clínicos que demuestran el efecto del fármaco según criterios indirectos de valoración. Estos criterios, como por ejemplo el índice de respuesta, es probable que predigan las ventajas del fármaco para los pacientes. El fabricante, Onyx Pharmaceuticals, debe presentar información adicional que confirme las ventajas clínicas del fármaco.

La Universidad de Kansas recibe designación como Centro Oncológico del NCI

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El Centro Oncológico de la Universidad de Kansas (KU) ha sido seleccionado para recibir la designación de centro oncológico del NCI. Esta designación se otorga a los centros que demuestran excelencia científica y capacidad para integrar diversos enfoques en la investigación del cáncer.

El Pabellón del Centro Oncológico Richard y Annette Bloch en el Centro de Investigación Clínica de la Universidad de Kansas
El Pabellón del Centro Oncológico Richard y Annette Bloch en la Universidad de Kansas

El centro ofrece una amplia gama de servicios oncológicos que van desde la prevención y el diagnóstico, hasta el tratamiento y la supervivencia, tanto a nivel ambulatorio como hospitalario. Por medio de la colaboración con el Centro Oncológico de la Ciudad de Kansas, los pacientes tienen acceso a más de 10 localidades que cuentan con varias opciones de especialistas, tecnologías, tratamientos y estudios clínicos.

Los médicos colaboran con científicos de investigación básica a través de grupos de trabajo organizados por enfermedades específicas, a fin de definir las prioridades de investigación clínica con énfasis en estudios iniciados por los investigadores. Estos grupos se concentran en los cánceres de pulmón, gastrointestinal, genitourinario, de cabeza y cuello, de mama y de cerebro, así como en los trasplantes hematológicos o de médula ósea. El centro también forma parte de una red que ofrece recursos de información sobre el cáncer para médicos, investigadores y profesionales de apoyo en el ámbito oncológico.

La Junta Nacional Asesora sobre el Cáncer recomendó en junio la designación del Centro Oncológico de la Universidad de Kansas. Los pacientes tendrán acceso a estudios clínicos que están disponibles solo para los centros oncológicos designados por el NCI, y el centro podrá solicitar subvenciones federales para investigaciones disponibles solo para estos centros.

"El Instituto Nacional del Cáncer ha reconocido nuestra excelencia científica, y la designación valida lo que nosotros sabíamos: las investigaciones llevadas a cabo en el Centro Oncológico de la Universidad de Kansas ya están contribuyendo a eliminar la carga del cáncer", dijo el doctor Roy A. Jensen, director del Centro Oncológico de la Universidad de Kansas en un comunicado de prensa. "Estamos sumamente orgullosos del significado de esta designación".

"Lograr esta designación ha sido la principal prioridad de la universidad debido a los beneficios que traerá a los pacientes y a la región", comentó Bernadette Gray-Little, rectora de la Universidad de Kansas.