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  • Publicación: 7 de junio de 2012

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Comunicado de Prensa del NCI

Estudio de los NIH señala una relación de la tomografía computarizada (TC) en la infancia con leucemia y con cáncer de cerebro más tarde

Niños y adultos jóvenes a quienes se les hicieron exploraciones muchas veces con tomografía computarizada (TC), una herramienta de diagnóstico de uso frecuente, tienen un riesgo ligeramente mayor de padecer leucemia y tumores cerebrales en la década posterior a su primera tomografía. Estos resultados provienen de un estudio de más de 175 000 niños y adultos jóvenes que fue dirigido por investigadores en el Instituto Nacional del Cáncer (NCI), parte de los Institutos Nacionales de la Salud, y en el Institute of Health and Society, de la Universidad de Newcastle, en Inglaterra. 

Los investigadores hacen hincapié en que cuando un niño sufre una lesión grave en la cabeza o padece una enfermedad que pone su vida en peligro, los beneficios de las TC clínicamente apropiadas deberán superar los riesgos de cáncer en el futuro. Los resultados del estudio serán publicados en Internet en la revista The Lancet el 7 de junio de 2012.

Enfermera practicante revisa las láminas de una exploración con TC de cerebro

“Este estudio de cohorte proporciona la primera evidencia directa de una relación entre la exposición a radiación por la TC y el riesgo de cáncer en niños”, afirmó la investigadora principal, doctora Amy Berrington de González, de la División de Epidemiología y Genética del Cáncer del Instituto Nacional del Cáncer.  “El nuestro es el primer estudio demográfico para captar datos de cada TC de una persona durante la infancia o durante los primeros años de la edad adulta y luego medir el riesgo subsiguiente de cáncer”.

A pesar del aumento en el riesgo de cáncer, estas dos enfermedades cancerosas son relativamente raras y el número real de casos adicionales causados por exposición a radiación de la TC es pequeño. Los índices anuales de incidencia de cáncer más recientes (2009) de EE. UU. en niños, desde el nacimiento hasta los 21 años de edad para leucemia, para cáncer cerebral y otros cánceres del sistema nervioso, son de 4,3 por cada 100 000 y de 2,9 por cada 100 000, respectivamente. Los investigadores calculan que, por cada 10 000 TC de cabeza que se realizan en niños de 10 años de edad o menores, habría un caso de leucemia y uno de tumor cerebral en la década después de la primera TC más allá de lo que se habría esperado si no se hubieran hecho las TC.

Las exploraciones por TC administran una dosis de radiación ionizante a la parte del cuerpo que está siendo explorada y a los tejidos cercanos. Incluso en dosis relativamente bajas, la radiación ionizante puede romper los enlaces químicos en el ADN, lo cual causa daño a los genes que puede aumentar el riesgo de una persona de padecer cáncer. Los niños normalmente enfrentan un mayor riesgo de cáncer debido a la exposición a la radiación ionizante que el que enfrentan los adultos expuestos a dosis similares.

Los investigadores obtuvieron los expedientes de exámenes con TC de los departamentos de radiología en hospitales de Inglaterra y los conectaron a datos de diagnósticos de cáncer y de muertes por esta enfermedad. El estudio incluyó a personas que se sometieron a TC en hospitales del Servicio Nacional Británico de Salud desde su nacimiento hasta los 22 años de edad entre 1985 y 2002. Se obtuvo información sobre la incidencia y la mortalidad de cáncer de 1985 a 2008 del Registro Central del Servicio Nacional de Salud, una base de datos nacional de registros de cáncer, de muertes y emigraciones.

Aproximadamente 60% de las TC fueron exploraciones de la cabeza, con proporciones similares en hombres y en mujeres.  Los investigadores calcularon las dosis acumuladas de las TC que recibió cada paciente y evaluaron el riesgo subsiguiente de cáncer por un promedio de 10 años después de la primera TC. Los investigadores encontraron una clara relación entre el aumento del riesgo de cáncer y el aumento de la dosis acumulada de radiación. Se presentó un aumento tres veces mayor en el riesgo de tumores cerebrales después de una dosis acumulada absorbida a la cabeza de 50 a 60 miligray (en forma abreviada mGy, la cual es una unidad de la dosis que se calcula se absorbió de radiación ionizante).  Del mismo modo, se presentó un aumento tres veces mayor en el riesgo de leucemia después de la misma dosis a la médula ósea (la parte del cuerpo encargada de producir glóbulos sanguíneos). El grupo de comparación estuvo formado por personas que tenían dosis acumuladas de menos de 5 mGy a las regiones pertinentes del cuerpo.

La dosis absorbida de una exploración con TC depende de algunos factores como la edad al momento de la exposición, el sexo, tipo de examen y año de la exploración. En general, se habrían requerido dos o tres TC de la cabeza usando los ajustes actuales de exploración para obtener una dosis de 50 a 60 mGy al cerebro. Se produciría la misma dosis a la médula ósea por medio de cinco a diez TC de la cabeza usando los ajustes actuales de exploración para niños menores de 15 años.

En países como Estados Unidos e Inglaterra, el uso de las TC en niños y en adultos ha aumentado rápidamente desde que se inició su uso hace 30 años. Debido a los esfuerzos de asociaciones médicas, de reguladores gubernamentales y de fabricantes de máquinas de tomografía, las exploraciones efectuadas en niños pequeños en 2012 pueden tener dosis de radiación 50% más bajas, en comparación con las exploraciones efectuadas en las décadas de los ochenta y noventa, afirman los investigadores.  Sin embargo, la cantidad de radiación administrada durante una sola TC puede aún variar mucho y suele ser hasta diez veces más alta que la administrada en un procedimiento convencional de rayos X.

El autor principal del estudio fue el doctor Mark S. Pearce, del Institute of Health and Society de la Universidad de Newcastle. “La TC puede ser muy beneficiosa para diagnóstico precoz, para la toma de decisiones clínicas y para salvar vidas. Sin embargo, se deberán hacer mayores esfuerzos para garantizar la justificación clínica y para mantener las dosis tan bajas como sea razonablemente posible”, dijo el doctor Pearce.

 

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Bibliografía: Pearce MS, et al. Radiation exposure from CT scans in childhood and subsequent risk of leukaemia and brain tumours: a retrospective cohort study. The Lancet. June 7, 2012.

 

Este estudio fue financiado con la subvención U01-CA97452 del NCI.

 

Para obtener más información sobre el uso de TC en Pediatría, lea el documento del NCI Radiation Risks and Pediatric Computed Tomography (CT): A Guide for Health Care Providers.

 

El Instituto Nacional del Cáncer, NCI, dirige el Programa Nacional de Cáncer y el esfuerzo de los Institutos Nacionales de la Salud para reducir drásticamente el gravamen del cáncer y mejorar las vidas de los pacientes con cáncer y de sus familias, por medio de investigación de la prevención y de la biología del cáncer, de la creación de nuevas intervenciones y de capacitar y proveer mentores a nuevos investigadores. Para obtener más información sobre el cáncer, visite, por favor, el sitio web del NCI en www.cancer.gov/espanol o llame al Servicio de Información sobre el Cáncer del Instituto Nacional del Cáncer al 1-800-422-6237 (1-800-4-CANCER).

Los Institutos Nacionales de la Salud, la dependencia de investigación médica del país, están compuestos por 27 institutos y centros y forman parte del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE. UU.  NIH es la principal dependencia federal que lleva a cabo y apoya la investigación básica, clínica y médica e investiga las causas, tratamientos y curas tanto de enfermedades comunes como de enfermedades poco comunes. Para obtener más información sobre los NIH y sus programas, visite www.nih.gov

 

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