Buscar

¿Cuáles poblaciones son las más afectadas?

Mientras que todos los grupos poblacionales son afectados por el VIH/SIDA, no todos son afectados por igual. Los primeros grupos poblacionales afectados por el SIDA eran principalmente los hombres que tenían sexo con otros hombres y los UDI. De hecho, el uso de drogas inyectables ha sido asociado directa o indirectamente (Ej., a través del sexo con un UDI, o en la transmisión madre a hijo) con más de un tercio de los casos de SIDA en los Estados Unidos. Los UDI continúan teniendo un mayor riesgo de desarrollar el VIH u otras infecciones asociadas con el abuso de drogas, incluyendo la hepatitis B y C, endocarditis, infecciones de la piel y abscesos. Sin embargo, durante los últimos años, la proporción de casos de SIDA atribuibles al uso de drogas inyectables ha disminuido mientras que la proporción de casos atribuibles a la transmisión heterosexual ha aumentado. Del 2000 al 2004, el número de casos de SIDA diagnosticados anualmente que se atribuyen al contacto heterosexual ha aumentado en un 18 por ciento entre las mujeres y en un 24 por ciento entre los hombres. En el 2003, los hombres que tuvieron sexo con otros hombres y aquellos expuestos a través del contacto heterosexual, en conjunto, alcanzaron aproximadamente un 77 por ciento del total de casos de SIDA diagnosticados ese año, con alrededor de un 46 por ciento de casos totales correspondientes a hombres que tuvieron sexo con otros hombres.14

Los afroamericanos tienen disparidades asombrosas en las tasas de infección por VIH en comparación con otros grupos poblacionales y tienen un riesgo especialmente alto de desarrollar el SIDA. Por ejemplo, mientras los afroamericanos constituyen solamente el 13 por ciento de la población en los Estados Unidos, componen un poco más de la mitad de los casos de SIDA diagnosticados en el 2004. Es más, las mujeres afroamericanas constituyen el 68 por ciento de los casos diagnosticados de VIH/SIDA entre mujeres en el 2001, mientras que los casos entre mujeres blancas representan el 16 por ciento y entre hispanas el 15 por ciento del total para ese año.15 Y, aunque los afroamericanos entre 13 y 19 años representan solamente el 15 por ciento de los adolescentes estadounidenses, constituyen el 66 por ciento de los casos nuevos de SIDA reportados entre adolescentes en el 2003.16

El VIH/SIDA: Una desigualdad en los afroamericanos

Las tasas desproporcionadamente altas de infección por VIH entre los afroamericanos han aumentado de manera continua a través del tiempo. Al final del 2004, un promedio de 178.000 afroamericanos se encontraban padeciendo del SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), la proporción más alta entre todos los grupos raciales o étnicos. Los afroamericanos también representan el 43 por ciento de los casos de SIDA diagnosticados desde el comienzo de la epidemia, la misma que ha afectado de manera exagerada a los subgrupos de afroamericanos tales como las mujeres, jóvenes y hombres que tienen sexo con otros hombres.

Actualmente, el VIH/SIDA es la principal causa de muerte entre todos los afroamericanos incluidos en el grupo de edad entre 25 a 44 años, por encima de las enfermedades cardiacas, los accidentes, el cáncer y el homicidio.17 Las tasas desproporcionadas de infección por VIH entre los afroamericanos no se deben a tasas más altas de uso de drogas inyectables o de adicción en este grupo poblacional. De hecho, estudios recientes sugieren que los afroamericanos tienen tasas menores de adicción que los blancos (8.3 por ciento en comparación con 9.6 por ciento para el abuso o dependencia a las drogas o al alcohol),18 pero no hay una diferencia significativa en las tasas de uso de drogas inyectables entre los dos grupos. Las diferencias que se han notado pueden reflejar parcialmente los datos que muestran que los afroamericanos forman parte del grupo de personas que se dieron cuenta de su infección en etapas tardías del proceso de la enfermedad, y que, por lo tanto, representan oportunidades para el tratamiento que se han dejado pasar por alto.

Para abordar estas disparidades, el NIDA está fomentando investigaciones que examinen la relación entre el abuso de drogas y la prevalencia del VIH y la morbilidad y mortalidad asociadas con el VIH y el SIDA entre los afroamericanos, así como estudios que midan la eficacia de los programas de prevención y tratamiento para el VIH en estas poblaciones. El NIDA también fomenta estudios enfocados en el nexo entre el abuso de drogas, el VIH/SIDA y la relación entre el sistema judicial y los afroamericanos para determinar cuando es mayor el riesgo de contraer y transmitir el VIH (por ejemplo, durante la supervisión en la comunidad, en las cárceles o durante el reingreso a la sociedad). Se requieren estudios adicionales que caractericen los factores de riesgo y de protección para poder desarrollar intervenciones preventivas que sean culturalmente apropiadas y dirigidas a reducir la infección por VIH y a disminuir las consecuencias asociadas a la salud y los trastornos concurrentes como la hepatitis C.

Los jóvenes entre 13 y 24 años también corren riesgo de desarrollar el VIH/SIDA, pero los jóvenes pertenecientes a minorías tienen un riesgo particularmente alto. De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), alrededor de unos 40.000 jóvenes en los Estados Unidos han sido diagnosticados con SIDA. Este número representa aproximadamente el 4 por ciento de los casos cumulativos de SIDA en el 2004. Es más, entre el 2000 y el 2004, la proporción de jóvenes diagnosticados con SIDA aumentó de un 4.3 por ciento al 5.1 por ciento. Este grupo tiene comportamientos de riesgo para el desarrollo de una infección por VIH, incluyendo la experimentación sexual y el abuso de drogas, que a menudo son el resultado de una fuerte presión por parte de sus compañeros y amigos de la misma edad y una menor supervisión por parte de los padres que ocurre con frecuencia cuando llegan a la adolescencia.

Y para agravar esta vulnerabilidad de los adolescentes, hoy existe la noción del olvido generacional, es decir, una visión reducida de los peligros asociados con el VIH/SIDA entre ciertos miembros de las generaciones actuales. Los estudios demuestran que es más probable que la juventud de hoy mantenga esta noción en comparación con los americanos mayores, que fueron testigos de la alta tasa de mortalidad asociada con la rápida progresión del VIH al SIDA a principios de la década. Además, un estudio que comparaba a los jóvenes que vivían con la infección por VIH antes y después del descubrimiento de la terapia HAART encontró que era más probable que los jóvenes de la etapa pos-HAART tuvieran sexo sin protección y se involucraran en el abuso de drogas; sin embargo, se desconoce si esto es un resultado directo de la disponibilidad de la HAART.19

Página actualizada en julio del 2006