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¿Hay diferencias entre los sexos al fumar tabaco?

Varias rutas de investigación muestran que los hombres y las mujeres difieren en su comportamiento tabáquico. Por ejemplo, las mujeres fuman menos cigarrillos por día, tienden a usar cigarrillos con un contenido menor de nicotina y no inhalan tan profundamente como los hombres. Sin embargo, no está claro si esto se debe a diferencias en la sensibilidad a la nicotina o a otras variables que afectan a las mujeres de manera diferente, tales como factores sociales o los aspectos sensoriales del fumar.

Dos muchachas adolecentes con cigarrillos en sus manos.       Los estudios clínicos realizados a gran escala indican que es menos probable que las mujeres inicien la abstinencia tabáquica y que si lo hacen, es más probable que sufran una recaída.

El número de fumadores en los Estados Unidos disminuyó en las décadas de los setenta y ochenta, permaneció relativamente estable durante los años noventa y ha continuado disminuyendo a principios del siglo XXI. Ya que esta disminución en el tabaquismo fue mayor en los hombres que en las mujeres, actualmente la prevalencia del hábito de fumar es apenas un poco más alta para los hombres que para las mujeres. Varios factores parecen contribuir a esta tendencia, incluyendo el hecho de que es menos probable que las mujeres dejen de fumar en comparación con los hombres.

Los estudios clínicos realizados a gran escala indican que es menos probable que las mujeres inicien la abstinencia tabáquica y que si lo hacen, es más probable que sufran una recaída. En los programas para dejar de fumar que utilizan los métodos de reemplazo de nicotina, como el parche o el chicle, parece ser que la nicotina no es tan eficaz para reducir el deseo de fumar en las mujeres en comparación con los hombres. Otros factores que pueden contribuir a la dificultad que tienen las mujeres para dejar el hábito son la intensidad de los síntomas del síndrome de abstinencia y la preocupación por el aumento de peso después de dejar de fumar.

Ecocardiograma Dejar de fumar puede tener beneficios inmediatos a la salud. Por ejemplo, a las 24 horas de haber dejado de fumar, la presión arterial y la probabilidad de un ataque al corazón disminuyen.

Aunque el peso que se aumenta al dejar de fumar generalmente es modesto (alrededor de 5 a 10 libras, es decir, alrededor de 2 a 4.5 kilogramos), la preocupación sobre este aumento puede ser un obstáculo para el éxito del tratamiento. De hecho, las investigaciones del NIDA han encontrado que las mujeres tienen más éxito dejando de fumar cuando usan terapia cognitiva-conductual para tratar las preocupaciones que tienen relacionadas con el peso que cuando usan solamente programas diseñados para aminorar el aumento de peso ocasionado al dejar de fumar. Otros investigadores del NIDA han encontrado que los medicamentos que se usan para dejar de fumar, tales como el bupropión y la naltrexona, también pueden atenuar el incremento de peso que puede ocurrir al dejar de fumar, convirtiéndose así en una estrategia adicional para aumentar el éxito del tratamiento.

Es importante que los profesionales en tratamientos antitabáquicos estén conscientes que quizás sea necesario ajustar los regímenes estándares para compensar las diferencias de sensibilidad a la nicotina entre los sexos y otros factores relacionados que contribuyen al hábito de fumar.

Página actualizada en marzo del 2010