Conducir es una actividad compleja que requiere reacciones rápidas, sentidos alerta y de la toma de decisiones en segundos. Para una persona con AD, conducir se torna cada vez más difícil. La pérdida de memoria, el deterioro del juicio, la desorientación, las dificultades de visión y la percepción espacial, la lentitud para reaccionar, la disminución del tiempo de concentración, la incapacidad de reconocer indicaciones tales como las señales de PARE o los semáforos, pueden hacer el conducir un vehículo una actividad especialmente peligrosa.
Las personas con AD que continúan conduciendo pueden ser un peligro para sí mismas, para sus pasajeros y para la comunidad en general. A medida que la enfermedad avanza, ellas pierden su habilidad para conducir y deben dejar de hacerlo. Lamentablemente, las personas con AD por lo regular no reconocen cuando ya no deben conducir. Este es un enorme riesgo de seguridad. Es de gran importancia evaluar cuidadosamente las habilidades para conducir de la persona afectada.
Explicarle a la persona con AD que él o ella ya no pueden conducir puede resultar muy difícil. El hecho de ya no tener los privilegios de conducir puede representar una tremenda pérdida de independencia, libertad e identidad. Este es motivo de gran preocupación, tanto para la persona con AD como para quien le cuida. El hecho de no poder conducir puede causarle ira, negación y dolor a la persona con AD, así como sentimientos de culpa y ansiedad a quien cuida de ella. La familia y los profesionales del caso tienen que mostrarse sensibles pero firmes. Ante todo, deben ser persistentes y consistentes.
Señales de alerta de que está conduciendo en forma peligrosaCon frecuencia, el encargado de cuidar a la persona, un miembro de la familia, un vecino o un amigo son quienes se dan cuenta de los riesgos existentes. Si una persona con AD experimenta uno o más de los siguientes problemas, puede haber llegado el momento de limitar o no dejar que conduzca un vehículo. La persona con AD:
Por favor no espere a que suceda un accidente. ¡Tome medidas de inmediato! |
El médico de una persona con AD puede asistir a la familia en la tarea de restringir que conduzca un vehículo. Hable con el médico acerca de sus preocupaciones. La mayoría de las personas escucharán al médico. Pídale que aconseje a la persona con AD que conduzca menos, que se someta a un examen de manejo o que deje de conducir definitivamente. Cada día un mayor número de estados impone leyes que exigen a los médicos reportar al Departamento de Tránsito, los casos de AD y enfermedades similares. A su vez, del Departamento de Tránsito es responsable de volver a examinar al conductor que representa un riesgo. Estos exámenes se deben realizar con regularidad, por lo menos una vez al año.
Cuando la demencia le dificulta el conducir a la persona con AD, pero ésta insiste en seguir conduciendo, es posible que se requieran diferentes formas de abordar la situación.
Fecha de publicación: Mayo 2006
Última actualización: Noviembre 30, 2011