La historia de Oscar

Un joven con camiseta roja mira hacia arriba

“¡Pero yo nunca me enfermo!” fue lo que dije el año pasado cuando mi novia me pidió que me pusiera la vacuna contra la gripe. Poco tiempo después, me arrepentí de no ponerme la vacuna, ya que me enfermé de la gripe y perdí casi dos semanas de trabajo.

Todo me dolía, mis brazos, mi espalda, mi garganta. Tomaba sopa de pollo todo el día, todos los días, pero no me mejoraba. En vez de decir, “te lo dije,” mi novia me hizo prometer que el año siguiente me pondría la vacuna. Me di cuenta bastante rápido que tener la gripe sale muy caro, así que le prometí ponerme la vacuna.

Al año siguiente, en cuanto la vacuna contra la gripe estuvo disponible, fui a mi farmacia y me puse la vacuna. No puedo creer que algo que toma unos pocos minutos pueda prevenir que pierdas días o semanas de trabajo, y días de sentirte tan mal. Ahora, mi novia y yo somos de los primeros en vacunarnos. 

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