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  • Revisión: 12 de julio de 2011

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Infección por VIH y el riesgo de cáncer

Puntos clave

  • Las personas infectadas por el virus de la inmunodeficiencia humana, VIH, tienen un mayor riesgo de ciertos tipos de cáncer que las personas no infectadas (vea la pregunta 1).
  • Un sistema inmunitario debilitado a causa de la infección por el VIH, la infección conjunta por otros virus y los factores de riesgo tradicionales contribuyen todos a este riesgo mayor de cáncer (vea la pregunta 2).
  • La terapia antirretroviral altamente activa y los cambios en el estilo de vida quizás reduzcan el riesgo de ciertos tipos de cáncer en personas infectadas con VIH (vea las preguntas 3 y 4).
  • El Instituto Nacional del Cáncer conduce y apoya algunos programas de investigación que se enfocan en la comprensión, prevención y tratamiento de infección por el VIH, en los cánceres relacionados con el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) y en enfermedades virales asociadas con el cáncer (vea la pregunta 5). 

  1. ¿Tienen las personas infectadas con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) un mayor riesgo de cáncer?

    Sí. Las personas con infección por el VIH tienen un riesgo considerablemente más alto de ciertos tipos de cáncer que las personas del mismo grupo de edad que no tienen dicha infección (1). Tres de estos cánceres, denominados “cánceres característicos del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida)” o “malignidades características del sida”, son: el sarcoma de Kaposi, el linfoma no Hodgkin y el cáncer de cérvix (cuello del útero). Un diagnóstico de cualquiera de estos cánceres marca el punto en el cual la infección por el VIH ha avanzado a sida.

    Las personas con infección por el VIH tienen una probabilidad miles de veces más alta que las personas sin infección de ser diagnosticadas con sarcoma de Kaposi; por lo menos presentan una probabilidad 70 veces mayor de ser diagnosticadas con linfoma no Hodgkin; y las mujeres tienen, al menos, 5 veces más probabilidad de recibir un diagnóstico de cáncer de cérvix (1).

    Asimismo, las personas infectadas con el VIH presentan un riesgo más alto de una variedad de cánceres (1). Dichos cánceres son: el cáncer de ano, de hígado y de pulmón, y el linfoma de Hodgkin. Las personas con infección por el VIH presentan una probabilidad al menos 25 veces mayor de ser diagnosticadas con cáncer de ano que las personas sin infección; tienen 5 veces más probabilidad de ser diagnosticadas con cáncer de hígado; presentan una probabilidad 3 veces mayor de ser diagnosticadas con cáncer de pulmón; y tienen una probabilidad al menos 10 veces más alta de ser diagnosticadas con linfoma de Hodgkin (1).

    Las personas con infección por el VIH no presentan riesgos más altos de cáncer de seno, de próstata y de colon y recto, o de otros tipos comunes de cáncer (1). En las pruebas de detección de estos tipos de cáncer para personas infectadas con VIH se deben seguir directrices vigentes para la población general. 

  2. ¿Por qué las personas infectadas por el VIH presentan un riesgo mayor de cáncer?

    La infección por el VIH debilita el sistema inmunitario y reduce la capacidad del cuerpo para combatir infecciones que pueden resultar en cáncer (2, 3). Muchas personas infectadas por el VIH presentan también infección por otros virus que causan ciertos cánceres (28). La lista a continuación contiene los virus principales que causan cáncer:

    La infección por la mayoría de estos virus es más común entre las personas infectadas por el VIH que entre quienes no presentan infección.

    Además, la frecuencia de ciertos factores de riesgo tradicionales, especialmente fumar (una causa conocida del cáncer de pulmón) y el consumo excesivo de alcohol (lo cual puede aumentar el riesgo del cáncer de hígado), es más alta en personas infectadas por el VIH (2, 7). 

  3. ¿Ha cambiado el riesgo de cáncer entre las personas con infección por el VIH al introducirse la terapia antirretroviral?

    La introducción de la terapia antirretroviral altamente activa (highly active antiretroviral therapy, HAART) a mediados de la década de los noventa redujo sustancialmente la incidencia del sarcoma de Kaposi y del linfoma no Hodgkin entre las personas infectadas por el VIH (2, 5). Dicha terapia reduce la cantidad de VIH que circula en la sangre y permite así la restauración parcial de la función del sistema inmunitario.

    Aunque sea menor que antes, el riesgo de estos dos cánceres es aún mucho más alto en las personas infectadas por el VIH que en la población en general. Este alto riesgo persistente puede deberse, al menos en parte, al hecho que la función del sistema inmunitario se mantiene considerablemente debilitada en las personas que reciben tratamiento con la terapia HAART. Además, con el tiempo, el VIH puede adquirir resistencia a los fármacos que se usan en dicha terapia. Muchas personas infectadas por el VIH han tenido dificultad para tener acceso a servicios médicos o para tomar sus medicamentos como se han recetado (5).

    Aunque la terapia HAART condujo a reducciones en la incidencia del sarcoma de Kaposi y del linfoma no Hodgkin entre las personas infectadas por el VIH, no ha bajado la incidencia del cáncer de cérvix, la cual, esencialmente, se mantuvo intacta (2, 5, 6). Por otra parte, la incidencia de algunos otros cánceres, particularmente el linfoma de Hodgkin y el cáncer de ano, ha estado aumentando entre las personas infectadas por el VIH desde la introducción de la terapia HAART (5, 6, 9). La influencia de esta terapia en el riesgo de estos otros cánceres no se entiende bien.

    A medida que la terapia HAART redujo el número de muertes por el sida, la población con infección por el VIH ha aumentado en tamaño y en edad. La proporción de infectados por el VIH que ha crecido con mayor rapidez es el grupo de aquellos que tienen más de 40 años de edad. Ahora dichas personas presentan cánceres que son comunes en edad avanzada. En el año 2003, la proporción de estos otros cánceres excedió el número de cánceres característicos del sida (6). Sin embargo, las personas infectadas por el VIH no presentan la mayoría de los cánceres a una edad más joven que la que se observa típicamente en la población general (10, 11). 

  4. ¿Qué pueden hacer las personas infectadas por el VIH para reducir su riesgo de cáncer o para detectarlo en estadio inicial?

    Tomar la terapia HAART como se indica en base a las directrices vigentes de tratamiento del VIH disminuye el riesgo del sarcoma de Kaposi y del linfoma no Hodgkin y aumenta la supervivencia en general.

    El riesgo del cáncer de pulmón puede reducirse al dejar de fumar. Debido a que las personas con infección por el VIH tienen un mayor riesgo de presentar cáncer de pulmón, es especialmente importante que no fumen. Se ofrece ayuda para abandonar el hábito por medio de la línea telefónica para dejar de fumar del Instituto Nacional del Cáncer (NCI) en el 1–877–448–7848 (1–877–44U–QUIT) y otros recursos del NCI, los cuales se encuentran en la página sobre el tabaco.

    La incidencia más alta de cáncer de hígado entre las personas infectadas por el VIH parece estar relacionada con una mayor frecuencia de infección por el virus de la hepatitis (particularmente el virus de la hepatitis C) y el abuso o dependencia del alcohol, en comparación con las personas no infectadas (7, 13). Por lo tanto, las personas con infección por el VIH deben saber el estado de su hepatitis. Si los análisis de sangre indican que han tenido infección anterior del virus de la hepatitis B (VHB) o C (VHC), deben pensar en reducir su consumo de alcohol.

    Además, si dichas personas actualmente presentan hepatitis viral, deben consultar con su profesional médico si la terapia para inhibir el VHB o el VHC es una opción para ellas (13, 14). Algunos fármacos pueden ser usados tanto en la terapia inhibidora del VHB como en la terapia HAART (13).

    Debido a que las mujeres infectadas por el VIH tienen un mayor riesgo de presentar cáncer de cérvix, es importante que se hagan pruebas de detección con regularidad para dicha enfermedad. Los estudios han sugerido que las anomalías en las pruebas de Papanicolaou son más comunes entre las mujeres infectadas por el VIH y que quizás los análisis de ADN para el virus del papiloma humano no sean tan efectivos como la prueba de Papanicolaou para detectar el cáncer de cérvix en dichas mujeres (12, 15).

    Algunos investigadores recomiendan la prueba de Papanicolaou anal para detectar y tratar lesiones en estadio inicial antes de que avancen a cáncer de ano (16). Esta prueba podría ser más beneficiosa para los hombres que han tenido relaciones sexuales con otros hombres. Las personas con infección por VIH deberán consultar con su profesional médico sobre dichas pruebas. 

  5. ¿Cómo apoya el NCI la investigación de los cánceres relacionados con el VIH y el sida?

    La Oficina del Cáncer Causado por el VIH y el Sida (Office of HIV and AIDS Malignancy, OHAM) coordina y supervisa la investigación patrocinada por el NCI sobre los cánceres relacionados con el sida, y sobre el VIH y el sida. Asimismo, la OHAM opera como punto de contacto para la Oficina de Investigación del Sida (Office of AIDS Research, OAR) de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH).

    La OHAM tiene dos programas principales:

    Además, el Centro de Investigación del Cáncer (Center for Cancer Research, CCR) y la División de Epidemiología y Genética del Cáncer (Division of Cancer Epidemiology and Genetics, DCEG), parte del programa de investigación de intramuros del NCI, conducen estudios sobre el VIH y el cáncer. El CCR y la DCEG han establecido el Centro de Excelencia en Investigación del NCI en VIH, Sida y Virología del Cáncer (Center of Excellence in HIV/AIDS and Cancer Virology, CEHCV).

    La misión del CEHCV es facilitar y comunicar rápidamente información sobre los avances en metodología antiviral e inmunológica para la prevención y el tratamiento de las infecciones por el VIH, los cánceres relacionados con el sida y las enfermedades virales asociadas con el cáncer.

    Entre los diversos programas que apoya el CEHCV están el Programa de Sida y del Cáncer Causado por Virus (AIDS and Cancer Virus Program), y el Programa de la Resistencia del VIH a los Fármacos (HIV Drug Resistance Program). Asimismo, la DCEG conduce investigación sobre el riesgo de los cánceres asociados con el VIH y el sida a través de su Unidad de Infecciones e Inmunoepidemiología.

    Bibliografía selecta 

    1. Grulich AE, van Leeuwen MT, Falster MO, Vajdic CM. Incidence of cancers in people with HIV/AIDS compared with immunosuppressed transplant recipients: a meta-analysis. Lancet 2007; 370(9581):59–67. [PubMed Abstract] 

    2. Engels EA, Biggar RJ, Hall HI, et al. Cancer risk in people infected with human immunodeficiency virus in the United States. International Journal of Cancer 2008; 123(1):187–194. [PubMed Abstract] 

    3. Powles T, Macdonald D, Nelson M, Stebbing J. Hepatocellular cancer in HIV-infected individuals: tomorrow's problem? Expert Review of Anticancer Therapy 2006; 6(11):1553–1558. [PubMed Abstract] 

    4. Angeletti PC, Zhang L, Wood C. The viral etiology of AIDS-associated malignancies. Advances in Pharmacology 2008; 56:509–557. [PubMed Abstract] 

    5. Engels EA, Pfeiffer RM, Goedert JJ, et al. Trends in cancer risk among people with AIDS in the United States 1980–2002. AIDS 2006; 20(12):1645–1654. [PubMed Abstract] 

    6. Chaturvedi AK, Madeleine MM, Biggar RJ, Engels EA. Risk of human papillomavirus-associated cancers among persons with AIDS. Journal of the National Cancer Institute 2009; 101(16):1120–1130. [PubMed Abstract] 

    7. Silverberg MJ, Abrams DI. AIDS-defining and non-AIDS-defining malignancies: cancer occurrence in the antiretroviral therapy era. Current Opinion in Oncology 2007; 19(5):446–451. [PubMed Abstract] 

    8. Grogg KL, Miller RF, Dogan A. HIV infection and lymphoma. Journal of Clinical Pathology 2007; 60(12):1365–1372. [PubMed Abstract] 

    9. Simard EP, Pfeiffer RM, Engels EA. Spectrum of cancer risk late after AIDS onset in the United States. Archives of Internal Medicine 2010; 170(15):1337–1345. [PubMed Abstract] 

    10. Shiels MS, Pfeiffer RM, Engels EA. Age at cancer diagnosis among persons with AIDS in the United States. Annals of Internal Medicine 2010; 153(7):452–460. [PubMed Abstract] 

    11. Spano JP, Costagliola D, Katlama C, et al. AIDS-related malignancies: state of the art and therapeutic challenges. Journal of Clinical Oncology 2008; 26(29):4834–4842. [PubMed Abstract] 

    12. Heard I. Prevention of cervical cancer in women with HIV. Current Opinion in HIV and AIDS 2009; 4(1):68–73. [PubMed Abstract] 

    13. Macdonald DC, Nelson M, Bower M, Powles T. Hepatocellular carcinoma, human immunodeficiency virus and viral hepatitis in the HAART era. World Journal of Gastroenterology 2008; 14(11):1657–1663. [PubMed Abstract] 

    14. McGinnis KA, Fultz SL, Skanderson M, et al. Hepatocellular carcinoma and non-Hodgkin's lymphoma: the roles of HIV, hepatitis C infection, and alcohol abuse. Journal of Clinical Oncology 2006; 24(31):5005–5009. [PubMed Abstract] 

    15. Massad LS, Seaberg EC, Wright RL, et al. Squamous cervical lesions in women with human immunodeficiency virus: long-term follow-up. Obstetrics and Gynecology 2008; 111(6):1388–1393. [PubMed Abstract] 

    16. Goldie SJ, Kuntz KM, Weinstein MC, et al. The clinical effectiveness and cost-effectiveness of screening for anal squamous intraepithelial lesions in homosexual and bisexual HIV-positive men. Journal of the American Medical Association 1999; 281(19):1822–1829. [PubMed Abstract]

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