MIÉRCOLES, 1 de agosto (HealthDay News) -- Uno de cada once niños en edad escolar es diagnosticado con trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), y hasta el 40 por ciento de esos niños podrían mostrar síntomas en preescolar, asegura un experto.
Reconocer y tratar el trastorno temprano es importante, porque el TDAH tiene un efecto profundo sobre el aprendizaje y el desarrollo académico, señala el Dr. Mark Mahone, director del departamento de neuropsicología del Instituto Kennedy Krieger, en Baltimore.
"Los niños cuyo síntomas comienzan en la primera niñez están en el mayor riesgo de fracaso académico y repetición de cursos en el futuro", anotó Mahone.
"La investigación muestra que los niños con TDAH tienen un desarrollo cerebral anómalo, lo que significa que el trastorno tiene una base biológica que con frecuencia lo convierte en una afección de por vida", añadió en un comunicado de prensa del instituto.
Los padres deben prestar atención de cerca a la conducta de sus hijos pequeños, dijo Mahone. Añadió que en los niños de tres a cuatro años, las siguientes conductas con frecuencia se asocian con un diagnóstico de TDAH para cuando alcanzan la edad escolar:
"Si los padres observan estos síntomas y les preocupa el desarrollo de su hijo, deben consultar al pediatra o a otro experto en desarrollo", aconsejó Mahone. "Hay tratamientos seguros y eficaces que pueden ayudar a manejar los síntomas, aumentar las habilidades de afrontamiento y cambiar las conductas negativas para mejorar el éxito académico y social".
Mediante el uso de neuroimágenes, Mahone y colegas hallaron hace poco que los niños con TDAH tienen un núcleo caudado (una pequeña estructura del cerebro asociada con el pensamiento y el control motor) de menor tamaño que otros niños de su edad. Esperan que su investigación lleve a intervenciones más tempranas para los niños con TDAH para mejorar los resultados educativos.
En realidad, las causas del TDAH son desconocidas, aunque estudios sugieren que los genes tienen que ver. Los científicos también evalúan si las lesiones cerebrales, la dieta y el ambiente social contribuyen al trastorno.
FUENTE: Kennedy Krieger Institute, news release, July 27, 2012