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El Teatro Popular Hispano de Nuevo México

Enrique R. Lamadrid
Universidad de Nuevo México

Se han encontrado más obras de teatro ritual y popular en Nuevo México que en cualquier otra región de América Latina. A través de cuatro siglos, una variedad de dramas históricos y religiosos se han representado en plazas e iglesias por todo el Río Grande del Norte. En el pueblo norteño de Arroyo Hondo, Juan B. Rael creció con estas obras y se impresionó por su sencillo poder alegórico y belleza lírica. En investigaciones como folklorista, él buscaba los orígenes y difusión de esta tradición. Algunos dramas como la espectacular producción ecuestre de los "Moros y Cristianos" tienen orígenes peninsulares, mientras otros, como los del ciclo de la Navidad, son de México con influencias españolas. Solamente algunas obras como "Los Comanches" y "Los Texanos" se basaban en la historia local en su celebración de las victorias militares más importantes de los nuevomexicanos.

Los dramas de la Navidad aún se pueden encontrar en muchas partes de Nuevo México, a finales de este siglo XX, mientras otros dramas históricos y religiosos se presentan únicamente en ciertos pueblos. Después de desaparecer casi totalmente después de la Segunda Guerra Mundial, un nuevo interés en la cultura popular empezó en los años sesentas y estimuló un renacimiento regional. Ahora, comunidades en todas partes del estado brindan cientos de actores y cantantes organizados por personas y familias dedicados a la cultura.

Desde los tiempos medievales, la iglesia católica ha usado los dramas alegóricos, los autos sacramentales, para enseñar las doctrinas religiosas en España y especialmente en las colonias americanas. La gente nativa con mínimo conocimiento del castellano podía aprender las lecciones más importantes del Cristianismo, en forma musical. Los dramas históricos no nacieron de la doctrina religiosa, sino de la experiencia propia de la gente que luchaba para sobrevivir las guerras de la reconquista de España y los rigores de la vida en el Nuevo Mundo .

En Nuevo México, la temporada de Navidad se inicia con alguna dramatización, larga o corta, de la aparición de la Virgen de Guadalupe, de las brevísimas pantomimas de Guadalupe revelándose al humilde indio Juan Diego, a las danzas devocionales de "aztecas" y "comanches" y presentaciones completas de la obra clásica del teatro popular, "Las Cuatro Apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe." Después, durante los nueve días de la novena antes de la Navidad, las procesiones de "Las Posadas" llevan a San José y María por las calles, buscando su humilde hospedaje.

El clímax de la temporada viene con las aventuras, burlas y batallas de pastores, ángeles y diablos en "Los Pastores," el título abreviado del "Segundo Coloquio de los Pastores," el más difundido de los dramas de Navidad, que también incluyen "El Primer Coloquio" y "La Aurora del Nuevo Día." En su viaje a Belén para llevar sus regalos al Santo Niño, los pastores son distraídos y tentados por nada menos que por Lucifer, que convence a un piadoso Ermitaño a seducir a Gila, la hermosa pastorcita. El público se entretiene por las travesuras de Bartolo, el pastor débil y la proeza retórica y destreza del Arcángel San Miguel con su temible espada. Unas de las muchas dificultades de su viaje es una tormenta de nieve, que los pastores lamentan en el canto "Cielo Soberano" :

Las estrellas vuelan
y luego se paran,
absortas se quedan
de ver tal nevada.

Como es un drama popular de Nuevo México, la nieve tiene que ser particularmente pesada y los pastores temen por sus corderos. La identificación sentimental con este dilema es lírica y profunda, ya que los nuevomexicanos también criaban grandes rebaños de ovejas.

La próxima obra folklórica en el ciclo anual es "Los Tres Reyes" presentado para la Epifanía, el seis de enero, con su música propia. Otro auto de interés especial para los investigadores es "Adán y Eva" que no se ha representado en mucho tiempo. Una obra excepcional que el Dr. Rael encontró en su trabajo de campo en el norte de Nuevo México y el sur de Colorado es "El Niño Perdido," sobre el episodio bíblico de la vida del joven Jesús cuando desaparece de su casa para ser encontrado días después debatiendo teología con los doctores del templo. Esta obra tiene música extraordinaria que recuerda mucho los "alabados" cantados por los Hermanos Penitentes. En un lamento cantado, San José, el padre desesperado, busca a Jesús y se preocupa del sufrimiento de su esposa ansiosa:

En ver que mi amada esposa
y castísima María
ni de noche, ni de día,
un instante no reposa.

Cual sincera mariposa
que aquí volando el baldón
no encuentra en su corazón
el más mínimo consuelo.

Los nuevomexicanos expresaron en su teatro popular las mismas luchas, tribulaciones, regocijo y humor que encontraban en sus vidas cotidianas. Los paisajes de la Tierra Santa de los autos fueron fácilmente proyectados a los valles y sierras de Nuevo México, donde el pueblo mismo asumía los papeles principales de su propia religión e historia en esta extraordinaria tradición dramática y musical.


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