Traducido del inglés: miércoles, 19 de diciembre, 2012
Por Andrew M. Seaman
NUEVA YORK (Reuters Health) - A muchas mujeres que no poseen
mutaciones genéticas que aumentan el riesgo de desarrollar
cáncer ovárico se les extirpan los ovarios a pesar de que no
existen pruebas de que la intervención disminuya el riesgo de
morir.
"Más mujeres que las esperadas pasaron por esa cirugía y eso
quizás esté asociado con la falta de información que tienen los
médicos del nivel de riesgo de sus pacientes", opinó el doctor
Gabriel Mannis, autor principal del estudio.
El equipo de Mannis, que publica los resultados de un nuevo
estudio en Archives of Internal Medicine, señala que el riesgo
promedio de desarrollar cáncer de ovario es del 2 por ciento en
la población general femenina. Pero en las portadoras de las
mutaciones de los genes BRCA1 y BRCA2, el riesgo es,
respectivamente, del 40 y del 20 por ciento.
El Congreso Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos (ACOG,
por su sigla en inglés) recomienda que si las mujeres con esas
mutaciones optan porque se les extirpen los ovarios, la cirugía
debería realizarse cuando ya no desean tener más hijos y cerca
de los 40 años.
Pero no existen guías sobre la extirpación ovárica y la
pesquisa de las mujeres en las que los análisis sanguíneos no
muestran las mutaciones, pero que poseen alto riesgo de
desarrollar el cáncer debido a los antecedentes familiares.
"No tenemos una idea clara de cuál es el nivel de riesgo de
esas mujeres ni cuál debería ser el papel de la pesquisa", dijo
Mannis, de la División de Oncología de la University of
California, en San Francisco.
Su equipo entrevistó a las pacientes de dos hospitales
cuatro años después de que se les realizaran las pruebas para
detectar las mutaciones genéticas. Los autores querían conocer
si las pacientes habían optado por la pesquisa o la extirpación
ovárica.
El 19 por ciento de las 1.077 mujeres evaluadas eran
portadoras de una mutación de los genes BRCA y un 10 por ciento
no poseía mutación alguna. En el resto, los resultados habían
sido inciertos.
Al momento de la encuesta, al 70 por ciento de las
portadoras de una mutación se le habían extirpado los ovarios.
Y, a pesar de la falta de evidencia de que deberían ser
operadas, lo mismo había ocurrido con el 12 por ciento de las
pacientes con un resultado incierto.
El equipo observó también que, aunque la Comisión Especial
de Servicios Preventivos de Estados Unidos no recomienda la
pesquisa del cáncer ovárico en las mujeres sin mutaciones
genéticas, el 20 por ciento de las participantes sin un
resultado claro de la existencia de una mutación se había
realizado una pesquisa el año anterior a la encuesta.
En un estudio previo, las mujeres que anualmente se
realizaban un examen anual de detección del cáncer de ovario no
fueron menos propensas a morir por la enfermedad que las que no
se realizaban la pesquisa de manera regular.
Además de que no se pudo demostrar que la pesquisa ayude, se
pudo saber que los test también son imperfectos, sostuvo el
doctor Jed Delmore, presidente de la Subcomisión de Oncología
Ginecológica de ACOG.
FUENTE: Archives of Internal Medicine, online 17 de
diciembre del 2012
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