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La vacuna es efectiva

¿Cuán efectivas son las vacunas?

Las vacunas son muy efectivas. Ningún medicamento es perfecto, por supuesto, pero la mayoría de las vacunas infantiles producen inmunidad del 90% al 100% de las veces.

¿Qué sucede con lo que plantean las personas en cuanto a que las vacunas no son así de eficaces... de que las enfermedades desaparecerían naturalmente si hubiera mayor higiene o limpieza, incluso con la ausencia de vacunas?

Eso simplemente no es verdad. Sin duda una mejor higiene y limpieza pueden ayudar a prevenir la transmisión de enfermedades, pero los gérmenes que causan las enfermedades seguirán acechándonos y, mientras existan, causarán enfermedades en las personas.

Todas las vacunas deben obtener licencia (ser aprobadas) por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) antes de ser utilizadas en Estados Unidos, y una vacuna debe ser sometida a un extenso proceso de pruebas para demostrar que es efectiva y segura antes de recibir la aprobación de la FDA. Entre estas pruebas se encuentran los estudios clínicos que comparan grupos de personas que reciben una vacuna con grupos de personas que reciben un control.  Una vacuna es aprobada solo si la FDA determina que es segura y efectiva para el uso previsto.

Si repasa la historia de cualquier enfermedad prevenible mediante vacunación, encontrará que casi siempre la cantidad de casos de una enfermedad comienza a disminuir cuando se autoriza una vacuna. A continuación le mostramos un gráfico que muestra esta pauta para el sarampión:

El gráfico muestra los casos reportados de sarampión de 1950 a 2007. Se observa una abrupta disminución de casos cuando la vacuna fue aprobada.

La vacuna contra el sarampión fue autorizada en 1962 y, como puede ver, la cantidad de casos comenzó a disminuir a partir de ese momento. (El sarampión no desapareció por completo después de 1993, pero los casos han sido tan pocos que no tienen incidencia en este gráfico).

Si la disminución de la enfermedad dependiera de la higiene y la limpieza, podría esperarse que todas las enfermedades empezaran a desaparecer al mismo tiempo. Pero si mirara el gráfico de la poliomielitis, por ejemplo, encontraría que la cantidad de casos empieza a disminuir alrededor de 1955, el año en que la primera vacuna contra la poliomielitis fue autorizada. Si observa el gráfico de Hib, la cantidad de casos disminuye alrededor de 1990, y en el caso de la enfermedad neumocócica alrededor de 2000, lo cual corresponde a la implementación de las vacunas para esas enfermedades.

Las vacunas son la herramienta más efectiva que tenemos para prevenir enfermedades infecciosas. Conozca más sobre cómo actúan las vacunas en la siguiente sección: Prevención.

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